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El intruso

Authors: Verona
Categories: Tony/Maya
Show Year: Y2
Rating: PG
Date: 2013
Un intruso ha aterrizado en la base y se esconde en las catacumbas. Tony va por él, pero pierde toda comunicación con el centro de mando. Maya temiendo por su vida arriesga la suya para ayudarlo.

This story is in Spanish.Click here to read the English translation.
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1

La expedición de estudio en las catacumbas resultó ser un fastidio para Maya. Ella no había esperado otra cosa, en realidad; sin embargo se había ofrecido como voluntaria de todas maneras. Diez monótonos días habían llegado a su fin y estaba otra vez en la Base. Después de una cena rápida, Maya se duchó y a medio vestir - sólo una camiseta y las bragas - se dejó caer en el sillón dispuesta a completar los informes requeridos por el comandante; cuanto antes terminara aquello mucho mejor, pensó.

Cuando apenas se había concentrado en los formularios sonó su comunicador portátil, miró la identificación de la llamada, suspiró con resignación y atendió:

-Hola Jeff...

-Hola Maya - dijo - Espero no haberte despertado.

-Oh, no... Aún no me he acostado.

-Bueno... (riendo maliciosamente) eso tiene solución, pequeña. Si quieres puedo remediar eso, ja ja...

Maya percibió la sugerencia provocativa de Jeff, pero prefirió fingir que no había comprendido el doble sentido de sus palabras. Los últimos días con él en las catacumbas le habían enseñado que muchas cosas de las que decía encerraban un doble mensaje y esto que había dicho en particular, significaba que Bolton quería "acostarse" con ella o mejor dicho, tener sexo con ella. La sola idea le causó una punzada de repulsión y prefirió hacer de cuenta - como otras veces - que no había entendido aquello.

-Disculpa no comprendo.

-Ja ja ja... Nada linda... Ja ja ja... Eso es lo que adoro de ti: ¡la ingenuidad!

Maya deseaba golpearlo pero fingió serenidad.

-Maya... quería saber si deseas que te ayude con los informes esta noche.

-No, no... Gracias, pero ya casi los he terminado.

-¿Tan rápido?

-Sí... - mintió ella.

-Bueno, en ese caso, ¿qué te parece si llevo una botella de vino y charlamos un rato? Creo que nos merecemos una charla de amigos después de pasar diez días sumergidos en la oscuridad de la luna ¿no te parece?

Maya intentó mostrarse inalterable por la propuesta de Jeff y ensayando su mejor sonrisa, rechazó la invitación argumentando que estaba muy cansada y que sólo quería dormir.

-Bueno, entonces: ¿Qué tal mañana?

Lo que Maya temía estaba sucediendo. Jeff Bolton estaba coqueteando con ella.

-No lo sé... Yo, yo... No creo que sea buena idea...

-¿Por qué no?

Maya no respondió. Realmente no sabía qué decir, de modo que Bolton no insistió y se despidió de ella.

-De acuerdo, pero la invitación está hecha. Si cambias de opinión me lo dices y listo ¿ok?

-Sí, claro. Gracias.

Maya cortó la comunicación y apretó los ojos. Aquella situación se estaba complicando. Pensó que tal vez no había sido buena idea sumarse como voluntaria a la expedición. Ahora tenía a Bolton persiguiéndola con cualquier excusa, acosándola e incomodándola por ello. Si lo que había querido era alejarse de Tony para aclarar su mente, aquietar su corazón y sobre todo deshacerse de los sentimientos que sentía por él; no sólo no había resultado sino que además ahora debía lidiar con un admirador que le producía un enorme fastidio. Todo había resultado al revés de lo planeado.

Los últimos diez días con Bolton en las catacumbas habían sido estresantes no sólo por el trabajo sino porque había tenido que soportarlo pegado a ella en todo momento; cualquier excusa servía para tocar sus manos, rozarle el cabello, colocarse detrás de ella mientras trabajaba en el ordenador y susurrar alguna que otra cosa absurda como " Qué bien hueles Maya..." Todo aquello había sido insoportable y ahora que regresaba a su rutina todo parecía volver al punto de partida. En definitiva, la expedición había sido un sacrificio infructuoso en todo sentido. Si su intención era alejarse de Tony y olvidar el día de la "Nube Beta", no lo había conseguido en absoluto. Su mente seguía reviviendo aquel beso y aquellas palabras: "Maya, yo te amo"; sin embargo, la escena se reproducía en su mente una y otra vez, entonces, se le aceleraba el corazón y su mente divagaba en una multiplicidad de sensaciones maravillosas. Recordaba vívidamente el perfume de su uniforme, la firmeza de sus manos atrayéndola hacia él para besarla, luego sus labios húmedos y cálidos... Y luego, la decepción. La charla en la enfermería y la estúpida justificación de Tony. ¿Cómo había podido hacerle eso? ¿Cómo se había atrevido a ilusionarla y luego herirla de esa manera? Tony le había dicho que todo lo que le había confesado eran tonterías nada más, que la presión había sido tan insoportable que lo había llevado a decir todas esas cosas. Recordó que había salido de la enfermería enfadada y al mismo tiempo avergonzada.

Maya sonrió con tristeza. Allí sola en su habitación, pensando en Tony y fastidiada por Bolton.

-¡Ya basta Maya! - dijo para sí en voz alta. ¡Debes ser racional! Olvida todo lo que pasó con Tony, asume que eres Psychona, que él es terrícola y que es imposible que exista algo más que una amistad. Y en cuanto a Bolton... es un idiota y no debes permitir que te inquiete.

Maya parecía muy segura de sí misma al pronunciar aquellas palabras, sin embargo, rompió a llorar como una niña pequeña. Se recostó en el sofá y lloró toda su desazón.

2

Tony no había hecho otra cosa que dar vueltas en su cama y dormir poco o casi nada. Maya había sido la causa de su desvelo y luchó consigo mismo durante toda la noche para no sufrir de un arrebato e ir a buscarla a su habitación. "Si ella no se preocupó por mí en todos estos días es porque no le importo", se había repetido cada vez que sentía deseos de ir por ella. Sin embargo, él sabía muy bien que el alejamiento de Maya podía ser la consecuencia de su estupidez. Lo que le había dicho en la enfermería había sido realmente estúpido. ¿Por qué lo había hecho? La respuesta surgía de inmediato: miedo. Sí, Tony estaba asustado. Confesarle su amor a Maya había sido un impulso que lo había dejado expuesto ante ella. Aquello no había sido planeado y se sintió paralizado al tener que enfrentar a Maya después. Precisamente por esto, cuando ella fue a verlo a la enfermería, sintió que tal vez había quedado en ridículo al hacerle una confesión tan íntima y por eso había soltado una justificación estúpida acerca de la causa de su declaración de amor. Realmente no había pensado bien las cosas y supo que había sido un error ni bien Maya dejó la enfermería visiblemente afectada por sus palabras. Luego se enteró de que se había sumado en una expedición a las catacumbas sin siquiera despedirse de él. Pero ahora Maya estaba de regreso y tampoco lo había llamado para saludarlo ni había ido a verlo, lo que confirmaba que ella estaba muy molesta con él.

Tony se vistió pensando en cómo actuaría al verla nuevamente en el centro de control. ¿Qué le diría? ¿Qué debía hacer? ¿Debía actuar como si nada hubiera sucedido? ¿Debía disculparse con ella? ¿Debía decirle que se había comportado como un idiota? ¿Debía decirle que en verdad la amaba y que estos días sin ella habían sido insoportables?

Salió en dirección a su puesto aturdido por sus propios pensamientos. Cuando llegó vio a Maya trabajando en su computadora. Saludó a John y a Allan, habló del trabajo y de las tareas programadas para reparar el sector norte que había sido destruido por la criatura de la nube y luego se acercó a Maya resuelto a enfrentar el problema.

-Hola Maya...

Maya sintió que el corazón se le iba a salir del pecho. Aunque ya lo había oído llegar hacía unos minutos no pudo evitar su nerviosismo; sin embargo, simuló bastante bien y respondió con una serenidad asombrosa.

-Hola Tony... Veo que ya estás recuperado.

-Bueno... No del todo, en realidad - respondió él - Aún debo seguir con la rehabilitación de mi pierna, pero estoy mejor. (Hizo una pausa esperando que ella lo mirara a los ojos, pero Maya continuó fijando la vista en el monitor de su computadora) ¿Qué tal las catacumbas? Me dijo Helena que estuviste de expedición.

-Bien...Interesante...

Ahora sí, Maya comenzaba a perder el control y el balbuceo de su respuesta puso en evidencia su incomodidad. Tony lo percibió perfectamente y decidió presionarla con la siguiente pregunta.

-¿Me echaste de menos?

Maya quedó paralizada ante aquella pregunta. Se mordió el labio inferior, levantó la vista por unos fugaces segundos hacia Tony pero incapaz de sostener la mirada volvió a concentrarse en la pantalla. Tony advirtió su nerviosismo y por un instante pensó en decirle que lo sentía, que había sido un idiota, pero entonces Maya volvió a hablar.

-No he tenido tiempo de extrañar a nadie... He estado muy ocupada... Jeff es algo exigente con su trabajo y es difícil seguirle el ritmo.

Esta vez Maya había logrado dominarse y disparó aquellas palabras con astucia. Sabía perfectamente que Tony no soportaba a Jeff Bolton y utilizó esto para agredirlo.

-¿Jeff Bolton?... -Tony no pudo disimular su indignación - ¿Fuiste con Bolton a las catacumbas?

Maya había logrado su cometido y casi se sentía satisfecha por la reacción del jefe de seguridad.

-Sí, y en un par de meses organizará otra. - Maya elevó su mirada y sus ojos azules se detuvieron en la mirada incrédula del italiano - Puedes alistarte como voluntario si quieres. Es divertido.

-¿Divertido? - Su voz claramente expresaba indignación - No juegues Maya, el trabajo de Bolton apesta lo mismo que toda su persona.

-A mí me parece muy profesional.

-¿Profesional? ¡Ese tipo es un idiota y tu deberías tener cuidado con él!

-¿Yo?

-Sí, tú... - Tony estaba muy molesto - ¿Acaso no te has dado cuenta de cómo te mira?

-¿A qué te refieres? - (Maya sabía perfectamente a qué se refería Tony) ¿Cómo me mira, Tony?

Tony se quedó en silencio. ¿Qué podía decir que no revelara los celos que en ese momento experimentaba? Maya había pasado diez días en las catacumbas con Bolton y no podía dejar de pensar en lo que podía haber sucedido entre ellos. Tony hacía tiempo que había advertido que Bolton estaba interesado en la joven psychona; lo había oído hablar en el comedor una mañana acerca de lo hermosa que era, de lo mucho que la deseaba y de que estaba dispuesto a todo por lograr su atención, y si bien él había desestimado sus posibilidades de éxito en aquel momento, ahora que Maya se había distanciado de él temía que Bolton finalmente tuviera posibilidades de lograrlo. ¿Y si su estupidez la había arrojado en brazos de Bolton? La idea le resultaba insoportable.

-Olvídalo... No voy a explicarte lo que es evidente.

Tony estaba molesto y ya ni siquiera intentó disimular sus emociones. Se alejó de Maya y fue hasta su puesto de trabajo. Antes de encender su ordenador dirigió una última mirada hacia; ella también lo observaba. Ambos estaban enfadados, pero también ambos deseaban decirse lo mucho que se amaban. Ninguno dijo nada más. Las cosas no estaban bien entre ellos y no mejorarían en días.

3

La mañana transcurrió de manera rutinaria. Cada uno en lo suyo. No volvieron a hablar y al mediodía salieron del centro de mando sin siquiera mirarse. Tony se encerró en su habitación y después de almorzar un sándwich condimentado de una alta dosis de rabia, se dirigió al gimnasio para su rehabilitación; esta vez realizó más ejercicio del recomendado movilizado por la necesidad imperiosa de descargar su enojo. Enojo consigo mismo, enojo con Maya y enfurecido con Bolton.

-¡Hey, Tony! - Advirtió Bob Matías - Ya es suficiente. Basta por hoy.

-Tony se bajó de la caminadora, tomó una toalla y se sentó en uno de los bancos laterales.

-¿Qué sucede? - Indagó Bob. ¿Mal día?

-Ni te imaginas...

Bob Matías sonrió.

-Bueno, la caminadora no tiene la culpa y tu pierna se resentirá. Sea lo que sea, deberás dejarlo para mañana.

Tony asintió, se puso de pie y sin decir adiós se fue a las duchas.

4

Helena había dedicado su mañana a modelar una nueva escultura. Había ensayado un par de figuras, pero por falta de inspiración las deshizo. Era su día libre y como John estaba atareado decidió internarse en la soledad de su habitación para practicar su hobbie predilecto.

Maya se anunció en la puerta, ella abrió y continuó amasando el barro frío sobre la mesa.

-¿Modelas? - Preguntó Maya.

-Mmm... sólo preparo el barro. Hoy no ha llegado la inspiración. - dijo Helena alegremente.

Maya arrastró un puff y se sentó cerca de Helena. Se quedó en silencio contemplando el movimiento de las manos de la mujer que se hundían una y otra vez en la masa amorfa y blanda.

-¿Qué tal tu expedición?

-Oh... Fueron días muuuy oscuros... - dijo Maya en tono lúgubre.

Helena sonrió ante aquella respuesta.

-Supongo que no esperabas otra cosa, Maya. El trabajo en las catacumbas no es de lo más agradable... No entiendo tu interés en ir en esa expedición, realmente.

Maya se encogió de hombros, pues no tenía respuesta para ello, o sí, pero no deseaba hablar de ello. Se quedó en silencio por algunos segundos con la vista perdida en el barro que amasaba Helena.

-¿Sucede algo? Preguntó Helena, al fin.

-No...

-¿No? - Helena sonrió. Conocía a Maya y pudo advertir en aquel silencio algo inquietante.

Maya sonrió también, bajó la vista y sin poder contener más su tristeza comenzó a llorar.

-¿Qué sucede Maya? - Preguntó Helena dejando de inmediato el barro pues no esperaba una reacción así en su amiga. Se puso de pie, fue hacia el lavabo, se quitó el barro de las manos y mientras se secaba con una toalla fue a sentarse junto a la joven.

-¿Maya? ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras así?

Maya no podía articular palabra alguna. Su llanto silencioso se había apoderado de su voz.

Helena insistió nuevamente tomándole las manos.

-Vamos Maya, puedes decírmelo. Somos amigas ¿no?

Maya levantó la vista, tomó aire y por fin habló de lo que tanto le angustiaba.

-Ya no puedo más Helena. He tratado de ser racional, de hacer lo correcto... He tratado, pero no puedo...

-No comprendo, Maya - dijo Helena visiblemente confundida. -

-Yo sé que esto es una tontería, pero no puedo evitar sentir lo que siento.

-¿Y qué sientes?

-¡Me siento estúpida!

Las lágrimas de Maya interrumpían todo intento de explicación. Ella trataba de explicarse y Helena de comprender.

-Maya, debes tranquilizarte para que podamos hablar...

-¿Tranquilizarme? ¿Y cómo hago? ¿Qué hago para no sentir lo que siento? Ni siquiera puedo hablar de ello.

-¿Por qué no puedes?

-Porque es complicado... Porque ni siquiera estoy segura de lo que tú y los demás puedan pensar.

-¿Pensar sobre qué Maya?

Maya miró a Helena a los ojos debatiéndose entre la necesidad de contarle lo que la estaba atormentando y temiendo que ella pudiera juzgarla de alguna manera. Helena era la única amiga que tenía en Alpha, pero nunca había hablado con ella de lo que sentía por Tony. ¿Cómo explicarle entonces lo que le estaba pasando?

-No puedo decírtelo, Helena.

-¿Por qué no?

-Porque... Porque... - Realmente no sabía qué decir y sintió la urgencia de salir corriendo de allí. No estaba preparada para hablar de sus sentimientos hacia Tony, pues se sentía avergonzada y al mismo tiempo sentía que no estaba bien enamorarse de un terrícola.

-No lo entenderías Helena... - dijo finalmente - Perdóname. Yo... No sé qué me pasa. Creo que es mejor que me vaya.

-¡De ninguna manera, Maya! - Dijo Helena y su voz perdió de repente el tono comprensivo de algunos segundos atrás. Ahora exigía una explicación y Maya no veía cómo salir de aquella situación.

-Es mejor así, Helena, créeme...

-¿Mejor para quién? - interrumpió Helena - ¿Mejor para ti o para mí?

-Para las dos... Somos amigas y no quiero arruinar nuestra relación.

-La arruinarás si no demuestras que confías en mí. - Objetó Helena. - Algo te sucede y quiero que me digas qué es lo que te tiene así.

Maya clavó la vista en el suelo como tratando de ordenar aquel manojo de ideas que tanto la atormentaban en ese momento. Si debía explicarse con Helena quería hallar una forma adecuada.

-¿Y si no te gusta lo que tengo para decir? ¿Y si lo que yo diga te molesta o...?

-Dímelo y veremos...

Pocas veces Helena le hablaba así. Maya se sintió algo intimidada con aquella actitud y no veía otra forma de terminar aquella conversación que siendo totalmente sincera.

-Creo que estoy enamorada...

Maya dejó su confesión flotando en el aire de la habitación. No fue capaz de mirar a Helena al decirlo pues temía ver en ella algún gesto de reprobación que le confirmara su temor; el de ser juzgada por su falta de racionalidad. No era razonable que una psychona y un terrícola se enamoraran; al menos eso pensaba.

Helena trató de mantener la compostura pero no pudo evitar soltar una carcajada. Maya alzó la vista sorprendida y halló que la mujer la observaba sonriendo.

-Lo siento, Maya.-dijo Helena mientras se acomodaba nerviosamente el cabello. Es que pensé que tenías un problema grave y esto... Bueno, estás enamorada...

-¡Pero es muy grave, Helena! - Maya estaba alterada por la reacción inesperada de la doctora y no podía disimularlo.- Yo soy una pshycona y Tony...

-¿Tony, eh?

Lo había dicho. Había pronunciado el nombre de su amado, sin embargo Helena no parecía sorprendida sino más bien divertida. Maya se quedó viéndola como tratando de leerle la mente; en ese instante deseaba saber qué pensaba de ella y de lo que le había confesado.

-¿Por qué no te sorprende? ¿Acaso...? Oh, Helena... ¿Qué voy a hacer?

Maya estaba llorando otra vez. Helena miró a Maya con una sonrisa y la abrazó como una madre.

-No es para llorar, Maya... Esto tarde o temprano iba a suceder y no tienes que esforzarte en negarlo.

Maya se apartó y se quedó viéndola con incredulidad. Helena sonrió otra vez.

-Tony es atractivo, inteligente, divertido y es perfecto para ti. - dijo Helena.

- ¿Perfecto para mí? ¡Él es un idiota! - Ahora Maya estaba enfadada. - Primero me dice que me ama y luego dice que en realidad lo dijo porque estaba bajo mucha presión. ¿Cómo puede jugar así con mis sentimientos? Ya es bastante difícil aceptar que siento cosas por un terrícola como para tener que soportar que él se burle así de mí.

- A ver Maya, espera. Cálmate. - dijo Helena - ¿Por qué dices eso? ¿Qué sucedió con Tony?

Maya le relató a Helena lo que había pasado el día de la nube beta, de lo del beso y de lo que Tony le había confesado. Luego le contó lo que había dicho en la enfermería y de cómo ella se había sentido, y de que esa había sido la razón por la que se había alistado en la expedición con Bolton. También le contó sobre sus días en las catacumbas, sobre el acoso incesante de Bolton, sobre lo que había hablado aquella mañana con Tony, y finalmente de cómo se sentía por toda la situación. Helena escuchó sin interrumpirla, sirvió café para las dos y luego le habló.

-Vaya... Son muchas cosas juntas ¿verdad?

-¿Ves? ¿Puedes entender por qué me siento así?

-Claro, Maya - dijo - Sin embargo, no es tan grave como parece. Esto puede arreglarse.

-¿Arreglarse?... Helena, lo único que puede arreglar esto es que yo vuelva a ser la Maya de antes. Quiero decir... Esa Maya de pensamiento práctico y racional.

-¿Una Maya que no esté enamorada de Tony Verdeschi? - preguntó Helena riendo.

-No es gracioso Helena...

-No. Tienes razón, pero sí es gracioso que desees sentir lo que no sientes. Mira. Supe desde el primer momento que amarías a Tony, y también supe que Tony se enamoraría de ti.

-¿Qué?

-Verás... Aquella noche, tu primera noche en Alpha, luego del incidente cuando Tony te trajo de regreso a mi habitación, ¿lo recuerdas?...

Maya sabía perfectamente a qué se refería Helena.

-Aquella noche lo supe. La forma en que tú lo mirabas, la forma en que Tony lo hacía también... Maya, algo ocurrió entre ustedes aquella noche. No sé qué sucedió, pero estoy segura de que hubo algo que hizo que ustedes se conectaran de alguna manera.

La mente de Maya se disparó hacia aquella noche. Ella corriendo asustada. Él persiguiéndola. El observatorio. El disparo del láser y luego los brazos de Tony... Recordó cómo él la había abrazado mientras ella lloraba, el perfume de su uniforme, sus ojos... Helena tenía tanta razón.

-¿Qué hago Helena?

-En primer lugar, no debes negar tus sentimientos. En segundo lugar debes hablar con Tony...

-No puedo hacer eso, yo...

-Claro que puedes. - Interrumpió Helena - Y debes hacerlo. Debes decirle cómo te sientes.

-¿Decirle? Helena, él no me ama, sólo dijo eso porque estaba bajo presión y yo fui una tonta que creyó que era verdad.

-Maya... Él está asustado.

-¿Asustado?

-Sí. Tanto como lo estás tú. Mira. Después de que te fuiste a la expedición, Tony preguntó por ti todos los días. Yo no sabía lo que había pasado entre ustedes, pero por la manera en que Tony se interesaba por saber de ti, supuse que algo había sucedido.

-¿De veras preguntó por mí?

-Ajá...

-¿Y qué cosas te preguntó?

- Bueno... Si habías preguntado por él... Si le habías dejado algún mensaje antes de irte...

Maya pensó que tal vez ella se había apresurado a sacar conclusiones. Tal vez no debió ir a la expedición y debió esperar a que las cosas se calmaran. Tal vez Tony se habría retractado, pero todo esto eran suposiciones y ella no sabía qué pensar. Estaba muy confundida.

-¿Tú crees que él me ama?

-Estoy segura de que es así. - Dijo Helena - De modo que deja de llorar y enfrenta la situación. Habla con él. No tienes que ir directamente al asunto, sólo pregúntale cómo está, no sé... Puedes cenar con él esta noche... Vamos Maya, tú lo conoces mejor que nadie y estoy segura de que sabes cómo acercarte a él.

-Pero tal vez ahora esté enfadado conmigo por lo de Jeff Bolton.

-Enfadado no. Creo que está muerto de celos y eso no es tan malo después de todo. Puede que eso ayude...

-¿Ayudar?

-Los hombres son muy competitivos entre sí. Tony detesta a Bolton desde el día que lo conoció y ahora mucho más porque sabe que estuvo diez días contigo. Posiblemente esté imaginándose muchísimas cosas acerca de lo que pudo haber sucedido en las catacumbas entre tú y él, y créeme, debe estar enloqueciendo. Tony puede estar pensando que está perdiéndote y recapacitará sobre lo que te dijo en la enfermería. Si no quiere perderte hará lo que sea para acercarse a ti y reparar su error.

-¿Y si no es así? ¿Y si en verdad él no me ama?

-Maya, Tony está loco por ti. Lo que te dijo en la enfermería fue una excusa estúpida porque estaba asustado. Asustado de lo que tú pensarías de él. Además - agregó Helena - él no sabe que tú lo amas porque no se los has dicho aún.

-¿Crees que debo decírselo? Pero, Helena ¿y si se burla de mí?

-Oh, Maya... Nada de eso. - Respondió Helena.- Mira, por qué no vas a verlo. Él debe estar en su habitación ahora. Vas, le dices que lamentas haberte ido a las catacumbas sin despedirte, pero que estabas muy confundida con lo que había pasado el día de la nube.

-¿Y eso de qué servirá?

-Bueno, es posible que él quiera sincerarse contigo. Hablarán y las cosas entre ustedes se aclararán.

-No lo sé, Helena... - Dijo Maya poniéndose de pie. - Creo que mejor iré a descansar un rato antes de volver al centro de mando.

-Me parece bien. Dijo Helena mostrándose comprensiva - Descansa y piensa en lo que hablamos.

Maya abrazó a Helena antes de salir. Mientras caminaba hacia su habitación sentía que se había librado de un gran peso por haberle contado a su amiga alphana sobre sus sentimientos hacia Tony. Tal vez ella tenía razón y debía hablar con él para aclarar las cosas.

5

Faltaban dos horas para regresar al trabajo y Tony no dejaba de pensar en Maya. Su encuentro con ella por la mañana no había sido lo que esperaba. Las cosas parecían haberse complicado más aún. Él sabía que su estupidez había sido la causa de todo, pero ahora no sabía cómo arreglar las cosas y para colmo de males ahora Jeff Bolton aparecía en escena. Se sentía tan enfadado consigo mismo que ni siquiera podía descansar.

El beep de su portátil le indicó que alguien estaba en su puerta. De repente pensó en Maya. ¿Y si era ella? Se abalanzó sobre el aparato con esa esperanza, pero ésta se desvaneció al ver el rostro de Bill en la pantalla.

-Hola amigo. - Saludó al entrar - ¿Qué tal tu pierna?

-Bien, bien...

Bill lo miró, entornó los ojos y arrastrando un sillón preguntó:

-¿Sucede algo?

-Nada... - respondió Tony, pero su voz no sonó para nada convincente y Bill lo interrogó con la mirada.

-De acuerdo, Bill. - Dijo Tony - No es mi mejor día.

-¿Puedo ayudarte?

-Sí, si logras volver el tiempo atrás y me golpeas tan fuerte como para que cierre la boca antes de decir la estupidez del siglo.

Bill rió. Tony tenía un humor excepcional. Aun cuando tenía un pésimo día era capaz de sacarle una sonrisa a cualquiera.

-¿Me cuentas o tengo que rogártelo?

Tony se sentó en el sofá y subió la pierna en recuperación; esta tarde le dolía un poco.

-Es personal y muy complicado, la verdad.

-Mmm... Y dime, ¿este problema tiene un nombre? - Bill se recostó en el sillón frente a Tony y colocó sus manos detrás de la cabeza. - No sé... ¿Maya, tal vez?

Tony soltó una carcajada involuntaria. Su amigo había acertado con tanta precisión que pensó que tal vez llevaba tatuado su problema en la frente, a la vista de todos.

-¿Lo tengo escrito en la frente o qué? - bromeó Tony.

-No, pero algunos dicen que tengo visión telepática.

-¿Visión telepática, eh?

Bill sonrió. Sacudió la cabeza y luego continuó.

Los observé esta mañana en el centro de mando. No fue difícil sacar conclusiones. De hecho, fue la comidilla del personal.

-¿Ah sí?

-Sí. Este es el problema de vivir en la luna. Todo es de índole pública. Todo se sabe, todo se percibe en el aire.- dijo, chasqueando los dedos-.

-Imagino que sí... - Tony estaba abatido y sintió que Bill había llegado en el momento justo. Tenía que "soltar" aquello que lo estaba volviendo loco.

-Lo he arruinado Bill. - Dijo - Me refiero a Maya. Si tenía alguna posibilidad con ella, pues ahora la he perdido por completo.

-¿Por qué? Pensé que después de tu cita romántica frente a la criatura de la nube, las cosas con ella habían tomado un buen rumbo.

Bill había sido testigo del beso aquel día, justo antes de que la criatura traspasara la barrera de alto voltaje. No había tenido tiempo de sorprenderse en aquel instante, dadas las circunstancias apremiantes del momento, pero después de que todo pasara lo había recordado. Tampoco había tenido tiempo de hablar con Tony, pero sí lo había hecho con Anette, su joven y bella esposa. Ambos coincidieron en que hacían una muy buena pareja y se habían alegrado de saber que ellos se amaban.

-Mmm... Tal vez así hubiera sido si yo no hubiera abierto mi boca.

-¿Por qué? ¿Qué hiciste?

-Más bien "dije". - explicó Tony - Le dije a Maya que no tomara enserio lo del beso y lo que le confesé aquel día. Le dije que estaba bajo mucha presión y que no sabía lo que decía...

Bill abrió grandes los ojos. No podía creer que su amigo fuera capaz de decir una tontería tan grande.

-¿Y por qué? Digo... ¿Estás loco o qué?

-Supongo que por idiota, nada más.

-Pero, ¿amas a Maya o no?

-Estoy loco por ella, Bill. - Tony suspiró tomándose la cabeza con ambas manos.- No puedo creer que hice eso.

-Ni yo...

Ambos hicieron silencio por algunos segundos.

-¿Y ella qué dijo?- preguntó Bill-.

-Nada. Sólo se fue sin decir nada y... se alistó como voluntaria en la expedición del idiota de Bolton.

-¿Por eso se fue a las catacumbas? - Bill rió - Ya me parecía que Maya no podía estar tan loca como para alistarse en una expedición tan aburrida con ese imbécil.

-Y lo peor es que ahora ni siquiera quiere hablar conmigo.

-Amigo... Eres un idiota.

-Gracias Bill, pero no me ayudas con eso.

-Oye. No quiero preocuparte, pero... - hizo una pausa como dudando en continuar - Bueno... No sé si te has dado cuenta de que Bolton lleva asechando a Maya desde hace tiempo. Si no arreglas este asunto, tal vez...

-¡Ni siquiera lo digas! - Tony sintió que la ira volvía a instalarse en él - Lo siento Bill. ¡Soy un idiota! ¿Pero en qué estaba pensando?

-No estabas pensando, Tony.

-No. Tienes razón. - asintió él - Cuando ella vino a verme a la enfermería pensé que tal vez había hecho el ridículo al decirle lo que sentía. Pensé: ¿Y si ella no siente lo mismo?

-¡Cobarde!

-¡Gracias de nuevo Bill! Eres un gran amigo, ¿sabes?

Bill volvió a reír, pero luego se puso serio.

-Mira Tony, voy a darte un consejo y espero que lo tomes. - Esta vez Bill no estaba bromeando - Debes hablar con ella. Dile que fuiste un cobarde y cometiste una estupidez, después de todo es la verdad ¿no? Arregla las cosas ahora mismo o pronto verás a Bolton intentando acercarse a ella.

-No me preocupa que se acerque sino que consiga seducirla.- Dijo Tony.-

-Mmm... No estoy seguro de que Maya se interese por él, pero no creo que tengas que correr riesgos.

-¿Crees que ella querrá escucharme?

-Tony, amigo mío, nunca has tenido problemas con las chicas. Eres un "Romeo" innato de modo que sabes muy bien lo que debes hacer.

La charla con Bill fue la catarsis que necesitaba para aclarar sus ideas. No fue que Bill le hubiera dicho algo extraordinario sino que le hizo ver más claramente que debía arreglar las cosas con madurez e inteligencia. Había cometido un error con Maya, eso era innegable, pero sostener una actitud de adolescente herido no iba a solucionar las cosas con ella. Él era todo un seductor cuando se lo proponía, pero Maya lo paralizaba; su belleza exótica, su inteligencia, esa ingenuidad perturbadora que por momentos exhibía con tanta candidez, provocaban en Tony una inseguridad que nunca antes había experimentado con otra mujer. Tal vez la causa de aquello era el sentimiento que ella había despertado en él. Tal vez él, inconscientemente, no había querido aceptarlo, pero ya no había vuelta atrás: estaba enamorado de Maya, enamorado como nunca antes lo había estado, y debía aceptarlo y sobretodo reconocerlo ante ella.

6

Ya de regreso en su habitación, Maya trató de dormir un poco sin mucho éxito. Su cabeza no paraba un segundo, no podía pensar en otra cosa que no fuera Tony. Estaba muy ansiosa y tan sensible que por momentos sólo podía llorar. A las 4 pm se duchó y advirtió frente al espejo que sus ojos estaban enrojecidos. Trató de ocultar la hinchazón de sus párpados con algo de maquillaje pero no consiguió el efecto deseado, aun así, debió ir a su puesto en el centro de control.

Cuando llegó ya estaba el resto del personal trabajando, miró el reloj y comprobó que llevaba unos diez minutos de retraso. Buscó a John Koenig y lo halló sumergido en la lectura de unos papeles y rogó porque éste no hubiera reparado en su tardanza. Sin embargo, al dirigirse a su puesto, la voz del comandante la detuvo.

-¡Maya!

Ella volteó y fue hacia él.

-Estaba a punto de llamarte.- Dijo - Es inusual que llegues tarde a tu puesto.

Mientras decía esto reparó en la expresión cansada del rostro de la psychona y le resultó inevitable advertir el enrojecimiento de sus ojos.

-¿Te encuentras bien? - preguntó.

-Sí. - balbuceó - Estoy algo cansada hoy.

-¿Estuviste llorando?

-¡No!... -dijo Maya, y aunque trató de sonar convincente sus ojos se humedecieron de repente. Maya estaba haciendo todo un esfuerzo por mostrarse serena, pero estaba tan angustiada que el llanto parecía asecharla en el momento más inoportuno. - ¡Claro que no! Yo... Creo que estar en las catacumbas me ha producido una irritación ocular.

El comandante supo de inmediato que Maya mentía. Notó cómo se tensaba el cuerpo de la joven mientras se excusaba frente a él. Notó también sus lágrimas contenidas con tanto esfuerzo y decidió no presionarla.

-Pues, ve a ver a Helena. -ordenó -

-Sí, lo haré luego, comandante.

-No. Ve ahora. - insistió - No puedo permitir que trabajes frente al ordenador en estas condiciones.

Maya no supo qué decir. ¿Tan mal se veía? Miró al comandante con la intención de pedirle que la dejara trabajar, pero la voz de Tony la detuvo en aquel instante.

-John. Algo no está bien en la zona de deshechos.

El comandante fue hacia el puesto de Tony y Maya lo siguió.

-¿Qué sucede Tony?

-No estoy seguro, pero el sistema de seguridad activó una alerta. - Dijo - Hay algo allí. Consulté el sistema de mantenimiento pero no registra tareas en el sector. Se supone que nadie del personal está en la zona; sin embargo hay registros de actividad. La entrada a las catacumbas parece haberse abierto al menos dos veces en la última hora.

-Sr. Jackson, comuníqueme con Jeff Bolton por favor. - Ordenó el comandante.- Luego volviéndose hacia Maya preguntó:

-Maya, tú estuviste en la expedición a las catacumbas. ¿Sabes si hay alguien allí ahora?

-No. - Respondió - Se supone que la expedición concluyó hace dos días y no se volverá allí hasta dentro de un par de meses. Al menos eso es lo que Jeff dijo.

-Si lo dijo Jeff... - Agregó Tony irónicamente en voz baja. Maya lo oyó de todas maneras y volteó hacia él. Tony seguía con la vista fija en la computadora.

-Jeff Bolton, señor. - dijo Jackson.

El comandante fue hacia la computadora del operador para hablar con él. Bolton estaba en la pantalla.

-¿Sí, comandante?

-Sr. Bolton, registramos actividad en las catacumbas, justamente en el sector que su grupo visitó hace dos días. ¿Es posible que haya algún equipo trabajando allí en este momento?

-No, comandante. Nadie de mi grupo a cargo está allí.

-¿Está seguro?

-Por supuesto.- Respondió.-

-Bien... - El comandante se quedó pensativo por algunos segundos. Tony lo observaba desde su puesto y decidió actuar.

-Enviaré a dos hombres allí John.

-Está bien.

Tony se comunicó con uno de sus guardias para darle las indicaciones. Mientras tanto, Sandra advirtió algo inesperado.

-Hay un vehículo en movimiento en la superficie, justo en la entrada a las catacumbas.

Tony fue hasta ella. En la pantalla del ordenador podía verse una especie de vehículo circular. No era de la base, eso era seguro. Había intrusos en la luna y esto complicaba las cosas.

-¿Puedes hacer contacto? - preguntó el comandante.

-No. - Respondió Sandra - No hay ningún canal de comunicación abierto. Tampoco existen intentos de hacer contacto.

-Iré yo. - Dijo Tony y de inmediato se comunicó con uno de sus hombres.

-No salgan aún. Yo voy para allá. - Ordenó - Preparen un vehículo provisto con equipo de defensa.

El comandante dio a su vez la orden de activar los escudos de protección de la base y alertó al personal a través de la alarma central. Si había intrusos era necesario tomar medidas de precaución ante un posible ataque.

Tony le pidió a Bill que tomara su puesto y salió del centro de mando a toda prisa. Maya lo vio salir de allí y no pudo evitar sentir miedo por él. ¿Y si los intrusos lo atacaban?

-Comandante - dijo Maya - Yo podría ir también. ¿Tal vez pueda ayudar?

John Koenig advirtió la angustia de Maya y colocó una mano en su hombro para tranquilizarla.

-No te preocupes Maya - dijo - Tony sabe hacer su trabajo.

Maya asintió con un leve movimiento de su cabeza y fue a sentarse en su puesto. Ella no podía hacer nada más que esperar, igual que todos.

7

Helena estaba en el centro médico cuando oyó la alarma y fue de inmediato al centro de control. Los ánimos estaban bastante agitados entre el personal. John revisaba constantemente las alertas junto a Bill y Sandra. Tony y un guardia de apoyo estaban llegando a las catacumbas y esto tenía a todo el mundo expectante.

Maya permanecía inmóvil en su puesto, la vista fija en su ordenador buscando lecturas que ampliaran el panorama de la situación. De repente encontró algo en el radar. Había una nave enorme orbitando la luna.

-¡Comandante! - dijo alterada - ¡Hay una nave en el radar!

-¿A qué distancia? - preguntó.-

-No puedo precisarlo. Es extraño, aparece pero luego se pierde - explicó - ¿Lo ve? Ya no está...

-Sandra - dijo - Contacta a Tony.

-Contacto abierto, Comandante.

-¿Sí, John?

-Tony, el radar registra una nave orbitando la luna. No podemos precisar la distancia ya que por momentos desaparece. Tal vez el vehículo intruso pertenezca a esa nave. Ten cuidado.

-Lo tendré John. - dijo Tony, cerrando la comunicación.

Helena se acercó al comandante. Estaba tan preocupada como los demás.

-¿Qué piensas John? - preguntó.

-No lo sé Helena. - Respondió - No hay contacto y desconocemos sus intenciones. Tampoco sabemos si nos superan en tecnología.

Helena suspiró. Aquello parecía ser una constante en la vida de los alphanos. Siempre enfrentándose a peligros y a la incertidumbre misma de su destino. Errantes y vulnerables. John le acarició una mejilla y le habló en tono tranquilizador:

-No te preocupes, siempre sorteamos los problemas.

-Mmm... Ojala John...

El comandante le guiñó un ojo y fue junto a Bill que controlaba el trayecto de Tony.

Helena advirtió que Maya estaba mirándola y fue junto a ella.

-¿Estás bien? -preguntó -

-No, realmente no. - Dijo ella y su voz se reveló temblorosa - Tengo miedo Helena. Si le pasa algo...

Helena sabía exactamente a qué se refería Maya y trató de tranquilizarla.

-No pienses en ello, Maya. - dijo - Él estará bien.

-No pude... -dijo - No puede decirle nada.

-Ya lo harás cuando regrese.

Las lágrimas rodaron por las mejillas de Maya. No pudo contenerlas a pesar de su esfuerzo. Helena sacó de su bolsillo un par de pañuelos de papel y se los dio. Maya secó su rostro con prisa tratando de ocultar su estado. Demasiado tarde. Allan la estaba observando, lo mismo que Yako. Él se acercó a la joven y le pellizcó la nariz.

-Hey... ¿Conoces el dicho: "Hierba mala nunca muere"? - preguntó.-

Maya lo miró aún llorosa mientras hacía un esfuerzo por comprender lo que el jefe de pilotos le decía.

-No, pero entiendo las palabras...

-Bien, entonces comprenderás que Tony es algo así como una "mala hierba"- dijo sonriendo -.

Maya sonrió también. Efectivamente había comprendido.

-Él estará bien. - agregó Allan.

Hellena cruzó una mirada cómplice con el piloto y luego volvió a mirar a Maya.

-¿Lo ves? -preguntó -

-¿Qué cosa?

-Todo el mundo sabe lo que hay entre tú y Tony, y nadie piensa mal de ello.

Maya sonrió y volvió a fijar la vista en la pantalla. La nave estaba muy cerca ahora y esto le produzco un sobresalto.

-¡Comandante! ¡La nave está a dos horas de la base!

Todos giraron a ver a Maya. John Koenig se puso detrás de ella para comprobar él mismo la lectura. En ese momento Tony se comunicó.

-¡Centro de control! ¡Centro de control!

-Tony... Te escuchamos - dijo el comandante.

-¡Activen escudos protectores! ¡Preparen los cañones láser! Repito: ¡Preparen los cañones láser!

-¿Qué sucede Tony?

-Comandante - se apresuró a decir Sandra - Perdimos contacto con el vehículo de exploración. Tony no puede oírnos y nosotros tampoco... Ni verlo.

-¡Tony! ¡Tony!

-Es inútil comandante, el canal está cerrado.- Aseguró Sandra.

El aire se tornó denso en el centro de mando. La advertencia de Verdeschi los había tomado por sorpresa. Ahora no podían ver qué estaba sucediendo en la superficie y desconocían la situación del grupo de exploración. Bill había acatado las órdenes del Jefe de Seguridad. El comandante caminaba de un lado a otro con visible nerviosismo. Maya estaba paralizada.

En cuestión de segundos todo se había vuelto caótico. Nadie sabía qué hacer y el silencio se había apoderado del personal. Fue entonces cuando la nave del radar hizo contacto.

-Jascha... Jascha.... Flegins ta mané. - dijo una voz.

-Es la nave, comandante. - Explicó Sandra.

-Aquí Base Lunar Alpha, identifíquense por favor. - dijo Sandra.

-Jascha... Jascha... Flegins ta mané...

-¿Qué es lo que dice? - Preguntó el comandante.- ¿Alguien comprende lo que dice?

-Es una lengua extraña para nosotros comandante.- Aseguró Sandra.-

Sin perder tiempo, el comandante habló por el comunicador abierto a toda la base.

-Aquí Centro de mando, habla el comandante John Koenig, se requiere la presencia inmediata de la lingüista Sara Fulton o alguien de su equipo, repito se requiere la presencia del personal de lingüística en el centro de mando.

El comandante cerró la comunicación y volvió al lado de Bill. Maya se había puesto de pie y con los ojos fijos en la pantalla donde aparecía la nave fue junto a Sandra. Nuevamente la voz de la nave hablaba.

-Jascha... Jascha... Flegins ta mané ... Itzir chei?

-Itzir lux jassí Alpha. - respondió Maya y todos giraron a verla. Ella estaba de pie, había tomado el micrófono de Sandra y estaba respondiendo al contacto.

-Alpha fixti so... Itzir Routz

-Routz... Itzir Alpha. Fleggin mané? - volvió a hablar Maya - ¡Ashié!

-Nai jascha, Alpha. Flegins ta mané.

El cuerpo de Maya se relajó de repente. Volteó hacia el comandante y explicó:

-Es una nave de exploración del planeta Routz. Dicen que no son hostiles.

-¿Qué es lo que quieren? - Indagó el comandante.-

-Quix eis?

-Eison meion labet lux...

-Están buscando una nave de exploración que descendió en la luna.- Explicó Maya.

-Fijs irsa meion pluet! Eison la chertz justant si lei vo tan.

-Oh, no... Tony...- dijo Maya -

-¿Qué sucede Maya?

-La nave que descendió es hostil. Ellos no pueden controlarla a esta distancia y solicitan permiso para aterrizar en la superficie.

El comandante meditó por algunos segundos. No tenía muchas opciones, era evidente.

-¿Crees que dicen la verdad, Maya?

-No estoy segura, hace tiempo que no hablaba en su lengua. Es una lengua muy antigua y la estudié como un pasatiempo...

-Qué bueno que lo hayas hecho - dijo él, tratando de distender un poco la situación.

-Indaga en las causas por las que la nave está aquí. Trata de averiguar algo más. Debemos ser precavidos y no olvidemos que Tony está allá.

Imposible que Maya se olvidara de eso. En su mente no había otra preocupación que Tony.

8

Tony no tuvo más remedio que detener el vehículo lejos de la entrada a las catacumbas. La nave circular les había disparado varias veces y ahora estaba justo delante de ellos apuntando con algo que parecía ser un arma. No quiso correr riesgos, pero ahora que estaba allí detenido, y sin comunicación con el centro de mando se preguntaba cómo salir de aquel aprieto. Si decidía descender del vehículo tal vez la nave los atacara a él y a Tom. Tampoco se animaba a ponerse en movimiento. Al menos había podido advertirles a los de control sobre la hostilidad y eso lo tranquilizaba un poco.

-¡Maldición! - ¡Muévete, muévete, vamos!

Tony esperaba que la nave decidiera hacer alguna maniobra. Pero la espera no duró mucho más. Las puertas de las catacumbas se abrieron y la nave ingresó rápidamente.

-Bien, vamos a descender e ir a pie. Iremos rodeando las rocas de la derecha hasta la apertura secundaria de las catacumbas, allí por donde solemos ingresar las herramientas de excavación.

-Sí señor. - dijo Tom.-

Los hombres descendieron con cautela pero con rapidez. Se movieron lo más ágilmente posible y en unos minutos estuvieron frente la entrada lateral. Fue más dificultoso de lo que creían, pero finalmente lograron ingresar en las catacumbas. Todo estaba muy oscuro. Tom y Tony activaron el casco de visión nocturna y se internaron sigilosamente en los túneles.

La nave circular detuvo sus motores frente a la bifurcación del túnel principal. Era imposible que pudiera avanzar por cualquiera de los caminos alternativos. La puerta se abrió y el piloto descendió. Era muy alto, su piel cetrina podía adivinarse debajo del casco. Llevaba colgado en uno de los hombros un artefacto cilíndrico y con el otro brazo empuñaba lo que podía ser un arma. Tomó el túnel de la derecha.

Tony fue el primero en oír sus pasos. Hizo una seña al guardia que venía detrás de él y ambos se escondieron detrás de un contenedor de rocas, Tony adivinó que aquello debía ser de la expedición "Bolton" y casi se alegró por ello.

El extraño pasó junto a ellos sin siquiera sospecharlo. Respiraba muy agitado y sus movimientos eran toscos y pocos precisos. Unos metros más adelante se desplomó. Tony y el guardia lo observaron por algunos minutos. El extraño ser longilíneo trató de incorporarse con mucho esfuerzo, pero sólo logró sentarse en el suelo. Se arrastró unos metros hacia la pared y se recostó allí; luego tomó el artefacto cilíndrico y lo colocó sobre sus rodillas, presionó un botón y un tablero se expandió hacia adelante.

-¿Qué es esa cosa?- preguntó haciendo su voz casi inaudible el guardia.

-Tony le indicó por señas que no hablara y siguió observando.

El intruso parecía estar chequeando algo en lo que parecía ser una computadora, parecía enfermo y su respiración era cada vez más sibilante. Tony se preguntó si su láser podía llegar a afectarlo de alguna manera, pero si disparaba y no daba en el blanco o si lo hacía pero esto no le afectaba, entonces estarían en un grave aprieto.

9

Maya se reunió con el comandante para explicarle lo que había averiguado.

-La nave mayor aterrizará en una hora aproximadamente. Ellos sólo quieren recuperar la nave exploradora. Aparentemente esta nave fue robada por uno de ellos. Él estaría huyendo pero no quisieron explicarme las causas. Se supone que es hostil, que está armado y que sólo busca evadirlos y huir. El hecho de haber llegado a Alpha es sólo casualidad.

-¿Quieres decir que sólo recuperarán la nave y se irán?

-Eso dicen.

-¿Y tú les crees?

-No lo sé, comandante. Sólo le digo lo que ellos me dijeron.

-¡Comandante! - Interrumpió Sandra.- Detecto un canal de comunicación en las catacumbas.

-¿Es Tony? - preguntó Maya.

-No. Es una señal intrusa.

-¿Puedes hacer contacto?

-No. La comunicación está dirigida a la nave mayor.

-¿Puedes interferirla?

-Eso estoy tratando de hacer.

-...Cheiz jascha... Ixchion! Ixchion icei!...

-¿Maya puedes entender lo que están diciendo?

Maya tomó el puesto de Sandra, se colocó los auriculares y permaneció un buen rato oyendo la conversación.

-Es el intruso en las catacumbas. - explicó - Está pidiendo ayuda a alguien en la nave mayor. Parece estar herido o enfermo, no sé... Está enfadado y amenaza con hacer algo, pero no entiendo qué es lo que dice...

-Sigue oyendo Maya, mientras tanto hay que tratar de contactar a Tony.

-No hay forma comandante.- Dijo Bill. - El canal está muerto.

-¡Comandante! - dijo Maya - Ya sé, ya comprendí... El intruso tiene un arma y amenaza con activarla si no lo dejan huir. Si activa esta arma todos moriremos incluso los tripulantes de la nave mayor.

-Sandra, abre la comunicación con la nave mayor.

Reestablecido el contacto con la nave nodriza, Maya explicó la situación. Efectivamente la situación era la que ella había descripto. O dejaban ir al intruso o todos morirían. Quien estaba a cargo de la nave habló con Maya sobre la situación y esta vez le explicó con detalle lo que estaba pasando. El intruso era un criminal que se había apoderado de un arma experimental tan poderosa que podía destruir a todo su planeta. La luna era el escondite perfecto y por eso había volado hasta allí. Ellos lo siguieron, pero desconocían de la existencia de la Base en la luna. Su misión era atrapar al criminal y desactivar el arma. La mala noticia para los alphanos era que de ninguna manera podían dejar escapar al criminal, antes que eso, preferirían morir.

-Estamos atrapados. -dijo el comandante.

-Debemos atrapar al intruso y entregárselos. Ellos no pueden acercarse o él activará el arma. Nosotros debemos hallar la manera de neutralizarlo. - Dijo Allan.

-Sí... ¿pero cómo? - Preguntó Bill - No tenemos contacto con Tony. Tal vez él y Watson estén muertos y no podemos salir en su búsqueda o puede que corramos la misma suerte.

Maya palideció ante las palabras de Bill. No fue que ella no lo pensara, pero prefería aferrarse a la esperanza de que Tony estuviera vivo.

-Yo debo ir - dijo Maya - Debo ser yo, comandante. Puedo transformarme en una criatura que pueda desplazarse por la superficie. Ya lo he hecho antes. ¡Por favor!

-Maya... No es seguro, sólo puedes adoptar esa forma por una hora. Necesitas un vehículo para acercarte y si el intruso llega a detectarte...

-¡Por favor! ¡Tony está ahí! - Aquello no era lo más apropiado, debió haber dicho otra cosa pero su corazón sólo latía por él en aquel momento - Comandante, soy su única opción. Si puedo llegar a las catacumbas y reducir al intruso todo terminará.

-Maya tiene razón - dijo Allan. - Esto es una guerra, John. Yo mismo la llevaré lo más cerca que pueda de la entrada.


Así fue como Allan y Maya salieron en un vehículo hacia las catacumbas. Conscientes de que no podían contar con el monitoreo del comando central se encomendaron a la buena suerte.

-¡Allan, mira! - dijo Maya. - Ahí está el vehículo de Tony. ¡Detente!

-¿Estás lista? - preguntó el piloto.

-Sí, lo estoy.- respondió ella mientras tomaba el láser.

-Tony es un chico con suerte ¿eh?- agregó sonriendo y Maya también sonrió sonrojándose debajo del casco.

-Buena suerte y por favor cuídate ¿quieres?

-Claro Allan, lo haré. Gracias.

Maya respiró profundo y se concentró en el proceso de metamorfosis. Un minuto después una criatura enorme se desplazaba con toda agilidad por la superficie hacia la entrada de las catacumbas.

10

Tony y Watson hacía casi cuarenta minutos que estaban atrincherados detrás del contenedor. El intruso ya casi no se movió después de hacer contacto con los suyos. Tony no entendió ni una sola palabra de aquella conversación, pero a juzgar por el tono de la voz había sido una discusión. Luego, el intruso se quedó recostado como recobrando fuerzas o tal vez muriendo. De las dos opciones Tony tenía la esperanza de que fuera la segunda.

-Tom - susurró Tony - Voy a acercarme. Tú quédate aquí y si es necesario dispara a matar.

El guardia asintió y se recostó sobre el contenedor con el arma lista para disparar. Tony se puso en movimiento y avanzó con mucho cuidado hacia el intruso. Éste yacía inmóvil ahora y Tony quería sorprenderlo. Prácticamente estaba encima de él cuando el intruso giró la cabeza en su dirección, de alguna manera lo había descubierto y obligó a Tony a reaccionar. Apuntó su láser y cuando estaba a punto de disparar una fuerza desconocida lo arrojó por los aires a varios metros de allí. Watson disparó su láser directo a la cabeza, pero antes de que pudiera acertar el intruso se desvaneció; confundido por completo, el guardia miró en todas direcciones buscando al intruso. Nada.

Unos metros más atrás Tony trataba de incorporarse, el tubo de oxígeno que llevaba a sus espaldas se había dañado. Sin perder tiempo se quitó la mochila y colocó un parche en la fisura. Watson se acercó a él.

-¿Está bien Sr. Verdeschi?

Tony asintió.

-Sí. - Respondió - algo aturdido, pero bien. ¿Y el intruso?

-No lo sé, desapareció de repente.

Tony estuvo a punto de decir algo, pero la figura del intruso comenzaba a materializarse frente a él justo detrás de Watson. No tuvo tiempo de advertírselo. Tomó su láser, apuntó y disparó. El intruso se agitó espasmódicamente por varios segundos y quedó tendido en el suelo. Watson giró sobre sus talones y palideció al darse cuenta de que había estado muy cerca de ser atacado por aquel ser.

-¿Estará muerto? - preguntó.

-No lo sé - dijo Tony.

Watson se acercó al cuerpo con cautela. El rostro estaba quemado por el láser. Quiso tomar el arma que había quedado bajo su cuerpo, pero apenas lo tocó una descarga eléctrica lo sacudió con violencia. Watson gritó de dolor y se replegó.

-¡Watson! - gritó Tony. -¿Estás bien?

Pero el guardia no respondió. Retrocedió unos pasos, y se sentó en el suelo, luego comenzó a balancearse rítmicamente hacia adelante y atrás, como lo hacen los niños pequeños. Tony se acercó a él.

-¿Watson?

El guardia no respondía. La situación se había complicado, pero al menos había reducido al intruso. Ahora debía regresar al vehículo y llevarse a Watson al centro médico. Intentó obligarlo a levantarse, pero el guardia se violentó repentinamente y lo atacó. Tony no esperaba aquella reacción y apenas tuvo tiempo de defenderse. Watson lo tomó del traje y en el forcejeo fisuró la manguera del tubo de oxígeno. Tony percibió la pérdida y trató con todas sus fuerzas de quitarse de encima a Watson, pero éste estaba fuera de sí. Lucharon muy duro, pero Tony tropezó con el cuerpo del intruso y cayó de espaldas al suelo golpeándose la cabeza. Confundido y mareado por la pérdida de oxígeno ya no volvió a levantarse. Fueron segundos intensos y desesperantes. Tony pensó que era una forma estúpida de morir justo cuando todo parecía estar controlado. Pensó en Maya, en cómo la había besado... Pensó en que no había podido hablar con ella para arreglar las cosas. Ahora iba a morir allí, sólo, lejos de Maya. Mientras pensaba en todo esto oyó pasos a lo lejos. Le pareció que se trataba de algo muy grande y pesado. Su sentido de supervivencia le indicó que debía ocultarse. Detrás de él había una pila de rocas colocadas en hileras por los operarios de la expedición Bolton. Ser arrastró como pudo hasta allí y se ocultó detrás de ellas, pero agotado por el esfuerzo se desmayó.


Maya había ingresado por el túnel principal. Avanzó sin problemas hasta la bifurcación. Allí estaba la nave del intruso, pero de éste no había rastros. Dudó sobre qué camino tomar ¿derecha o izquierda? Se le ocurrió inspeccionar el suelo, por suerte halló huellas yendo hacia la derecha y las siguió. Un destello de luz apareció a lo lejos, allí había algo. Maya redujo la marcha pero siguió avanzando con mucho cuidado. A medida que avanzaba la luz iba aumentando de tamaño y cuando estuvo lo bastante cerca pudo ver de qué se trataba: era un artefacto cilíndrico que emitía una luz azul. A su lado, yacía el intruso. Tenía los ojos abiertos y la piel quemada, intentaba decir algo pero Maya no podía comprender lo que decía. Lo tomó de las piernas y lo arrastró unos metros para alejarlo del artefacto, el intruso gimió de dolor. ¿Y ahora qué? Pensó que debía inmovilizar al intruso de alguna manera, aunque no se veía bien, Maya no quería correr riesgos. Vio el contendedor de desechos y rocas que el equipo de Bolton había dejado, fue hacia él y urgó en su interior. Una barreta de aluminio, rocas, algunos clavos... Nada le servía. De repente su pie tropezó con algo metálico: un arma láser. La levantó para inspeccionarla y comprobó que se trataba del arma de Tony, pues llevaba inscripta sus iniciales; el selector estaba posicionado en "matar". Por un momento olvidó que estaba buscando algo para inmovilizar al intruso y buscó en todas direcciones alguna señal de Tony. Era evidente que había logrado entrar a las catacumbas, pero ¿dónde estaba él?

Algo en lo que no había reparado se movía en la oscuridad a unos metros del cilindro. Un bulto en el suelo, a medida que avanzaba, iba tomando forma. Cuando estuvo lo bastante cerca Maya pudo reconocer a Watson. Se mecía como un niño pequeño como en estado catatónico, la vista perdida en algún punto lejano. Maya lo tocó en el hombro consciente de que podía provocarle una fuerte reacción al verla en la forma que había adoptado para poder entrar en las catacumbas sin equipo. Apenas lo tocó Watson enloqueció y arremetió contra ella, pero Maya era muy fuerte en esa forma y lo arrojó contra el suelo dejándolo sin sentido. Vio que Watson llevaba en su cinturón el comunicador portátil, se lo quitó pero comprobó que no había señal con el centro se mando. Pensó en Allan. Tal vez podía comunicarse con él. Buscó a Allan en la lista de contactos y activó el aparato. Fue grato recibir la respuesta de Allan.

-¡Watson! - dijo Allan sorprendido, pero en lugar del rostro del guardia vio a la criatura-Maya.

-¡Linda! ¿Eres tú? - Dijo - ¿Necesitas ayuda?

Maya asintió.

-¿Quieres que vaya?

Maya volvió a asentir.

Allan se puso en marcha. Pensó en hacerlo a pie, pero sabía que le quedaba poco tiempo a Maya en esa forma así que puso en marcha el vehículo. Traspasó las puertas de las catacumbas y se detuvo detrás de la nave circular. Sin perder el contacto con Maya le preguntó hacia dónde ir.

-¿Izquierda?

Maya negó con la cabeza y Allan tomó el túnel de la derecha a toda velocidad. Ahora, prácticamente corría. Divisó la luz del cilindro y la enorme figura de Maya convertida en la horrenda criatura. Cuando llegó a ella reparó en Watson.

-¡Watson! ¡Dios mío Watson qué te sucedió! - Miró a Maya-criatura y vio que ella lo guiaba hacia el contenedor de desechos. Él obedeció y la siguió. Allí estaba el intruso, agonizando. Maya intentó decirle por señas que debían atarlo. Allan buscó en su mochila una cuerda de acero y le ató manos y piernas.

-No creo que vaya a moverse de todos modos - dijo - Se ve muy mal, pero mejor no corremos riesgos, ¿cierto?

-¿Y eso qué es? -Preguntó al ver el cilindro.- ¿Crees que sea el arma?

Maya-criatura asintió.

-Bien, hay que llevar a Watson al centro médico y... -automáticamente se interrumpió - ¿Y Tony? ¿Lo has visto?

Maya-criatura negó con la cabeza. Allan miró a su alrededor.

-Él no debe estar lejos Maya. - dijo.- Aguarda...

Allan caminó de un lado a otro enfocando el visor del casco. Su visión nocturna era perfecta. Buscó más allá de donde habían encontrado al intruso, regresó hasta Watson, fue hacia atrás, rodeó el contenedor pero no había señales de Tony. Iba hacia Maya cuando de repente algo le llamó la atención. A unos metros de Watson una pila de rocas se levantaba a medio metro del muro. Enseguida reconoció las marcas de pintura en ellas; se trataba de rocas seleccionadas por la expedición Bolton y dispuestas en hileras para un futuro estudio. Pero lo que le llamó la atención a Allan, en realidad, fue el brazo de Tony extendido que asomaba por detrás.

-¡Ahí está Maya! - gritó corriendo hacia el italiano.

Tony estaba inconsciente y el nivel de oxígeno del tubo descendía rápidamente.

-¡Está perdiendo oxígeno! - Advirtió -

Maya-criatura se inclinó sobre Tony en un intento de comprobar su ritmo cardíaco, pero sus manos eran tan grandes que no podía sentir el pulso. Allan advirtió cuál era su intención y decidió hacerlo él. Dejó su mano quieta por algunos segundos ante la mirada angustiada de Maya-criatura. Allan suspiró aliviado. Allí estaba el pulso de Tony. Él estaba vivo.

11

La nave mayor había aterrizado en la base y al no estar Maya en el centro de mando, Sandra estaba a punto de colapsar tratando de entender lo que el oficial a cargo decía.

-¿Y ahora qué? - Preguntó Sandra-. ¿Comandante?

-Esperar...

-¡Aquí Allan Carter a centro de control!

-¡Allan! - gritó Sandra y corrió hacia su puesto.

-¡Aquí centro de control! Allan te escuchamos.

-Voy hacia la plataforma de descenso, llevo a Watson conmigo y lo que suponemos es el arma que los del planeta Routz están buscando. El intruso está inmovilizado en las catacumbas y muy malherido.

-¿Y Maya?

-Ella viene en camino también. Aún no ha recuperado su forma y trae a Tony. Él está inconsciente y su mochila de oxígeno dañada. He sellado la pérdida pero queda le queda poco aire.

-Entendido Allan, cambio y fuera.

-¡Helena! Prepara el equipo médico y ve a la zona de despegue; el vehículo de exploración descenderá en la plataforma.

Allan fue el primero en llegar a la plataforma de descenso. Watson fue derivado al centro médico y el artefacto cilíndrico resguardado por un equipo especializado. Sólo restaban llegar Maya y Tony.


Maya llevaba casi una hora completa de metamorfosis y comenzaba a sentir los efectos del cansancio. Vio descender el vehículo de Allan y se detuvo para recuperar el aliento. Revisó el casco y el tubo de oxígeno de Tony para asegurarse de que aún contaba con algo de aire que respirar y reanudó la marcha. Apenas llegó a la plataforma de descenso ésta se hundió en el suelo. Era evidente que estaban aguardando a que llegaran.

No supo quién le quitó a Tony de los brazos ni lo que sucedió después. Cuando volvió a tomar consciencia de su entorno se hallaba en el centro médico.

-Hola bella durmiente... - dijo Ben Vincent, uno de los médicos.

Maya sonrió. Le dolía todo el cuerpo y se sentía increíblemente agotada. De inmediato recordó las catacumbas.

-¿Y Tony?

-Él está bien, -respondió. ¿Y tú, cómo te sientes?

-Terrible... -dijo ella, e intentó incorporarse, pero no tuvo fuerzas para hacerlo y se dejó caer.

-Tranquila, Maya - dijo el médico -Debes descansar.

-Quiero ver a Tony.

-Más tarde.- dijo él - Ahora necesitamos que hables con la nave nodriza. ¿Crees poder hacerlo?

-Sí...

Sandra estaba allí. Se acercó a la cama y le colocó los auriculares para que pudiera oír mejor.

-Listo, el canal está abierto, Maya. Necesitamos que les expliques que tenemos el arma que buscan y al intruso en las catacumbas.-dijo Sandra.

Maya asintió y habló el idioma de los Routzenios.

En el centro de mando el comandante escuchaba la conversación entre Maya y el capitán de la nave mayor sin entender ni una palabra.

Maya interrumpió el diálogo y se dirigió a Sandra.

-Ellos irán a las catacumbas por su prisionero y solicitan permiso para venir por el artefacto. Si el comandante acepta enviarán a dos de sus hombres a la plataforma de descenso.

El comandante, se rehusó a autorizar el descenso de los hombres y propuso subir el artefacto a la superficie utilizando la plataforma. Finalmente el capitán de la nave accedió a ello.

Tardaron tan sólo dos horas en recoger el arma y a su prisionero que agonizaba en las catacumbas, y tal como lo habían asegurado, se marcharon. El comandante Koenig finalmente podía relajarse, aunque le preocupaba el estado de Watson sobre todo. Helena y sus dos médicos, Vincent y Matías, le habían realizado un examen completo y el resultado paradójicamente revelaba normalidad.

-¿Pero entonces qué le pasa?-Preguntó Koenig-.

-No podemos saberlo.- Respondió Helena.- Físicamente está bien, no hay daño cerebral, no hay contusiones, nada que revele anomalía. Todo parecería indicar que es algo psicológico. Él está en shock.

-¿Está controlado?

-Sí, por el momento le hemos inyectado un sedante, pero de todas maneras lo hemos puesto en restricción.- Aseguró Helena - Mañana la doctora Smith vendrá a verlo.

-Pobre Watson - dijo el comandante - ¿Y Tony? ¿Cómo está él?

-Está estable y recuperándose con un buen pronóstico. - Dijo Helena - Tuvo mucha suerte, unos minutos más y la falta de oxígeno lo hubiera convertido en un vegetal. Tiene algunos golpes, pero no son de importancia.

-¿Ya despertó?

-Sí, pero estaba muy confundido. - Respondió la doctora - Le di un sedante para que pudiera descansar. Tú ya conoces a Tony, él querrá levantarse de inmediato.

John Koenig sonrió ante aquel comentario, pues lo que Helena decía era cierto. Tony odiaba la enfermería y ni enfermo podía alejarse del trabajo.

-¿Y Maya?

-Ella está en su habitación ahora.- Dijo - Lo único que necesita es reponer fuerzas... y saber que "su" Tony está bien.

-¿Dijiste "su" Tony? - preguntó el comandante.

-Así es... - Helena sonrió al decir aquello.

-¿Acaso me perdí de algo?

-¡Vamos John! - Dijo Helena - ¿Vas a decirme que no lo has notado?

El comandante la observaba perplejo y a Helena le causó mucha gracia su expresión. Caminó hacia él y le rodeó el cuello con sus brazos, luego lo besó en los labios y le susurró cual si se tratara de un secreto:

-Ellos están enamorados...

-¿Ellos?- dijo sorprendido - ¿Tony y Maya?

-Sí. Ellos se aman John. - Respondió - ¿De veras no lo notaste?

El comandante sonrió. No es que no lo hubiera sospechado, pero no imaginó realmente que su romance fuera oficial.

-Bueno, tal vez noté algo...

-Mmm... ¿Sí?- (Su voz revelaba incredulidad).

-Sí, por supuesto. Lo que pasa es que soy un hombre muy ocupado y mis asuntos me impiden interiorizarme acerca de las relaciones interpersonales - dijo muy serio - Además, el único romance que me importa es el de una doctora muy bella y su encantador comandante.

Helena rió divertida. Estaba feliz en brazos de John al final de un día muy agitado.

12

Eran casi las tres de la tarde cuando Tony despertó. A su lado estaban Sandra y Yasko.

-Ya nos preguntábamos cuándo despertarías - Dijo Yasko.

-Hola chicas... -dijo Tony.

-¿Cómo te sientes? -Preguntó Sandra.-

-Bien... Supongo. - Tony trató de incorporarse y las mujeres lo ayudaron. Sandra le acomodó almohada detrás de la cabeza.

-¿Qué sucedió? - Preguntó Tony - Lo último que recuerdo es a Watson fuera de control.

- Todo está bien ahora - Dijo Sandra - Nuestros amigos visitantes se han llevado al intruso y a su arma. Alpha ha vuelto a la normalidad.

-¿Qué arma? - Preguntó Tony.

-Un artefacto cilíndrico. - Explicó Yasko.- El intruso resultó ser un criminal que intentaba esconder en las catacumbas un arma muy poderosa, por eso lo siguió hasta aquí esa enorme nave. Maya habló con ellos en su lengua y así pudimos comprender la situación y...

-¿Maya? - interrumpió Tony.

-Sí, ella hablaba su lengua, lo que fue una suerte, por cierto. - Continuó - El caso es que ahora todo está bien. Los del planeta Routz ya se han ido con el intruso y su peligrosa arma y todos estamos a salvo.

-¿Y Watson? -preguntó el italiano.

-Él no se recupera todavía. -Dijo Sandra con tristeza - Pero la doctora Russell dice que al menos ya no se muestra agresivo.

Tony trataba de armar el rompecabezas de la historia que Sandra le narraba. Los recuerdos de las últimas horas vividas y lo que su compañera le contaba comenzaba a tener sentido. Ahora alcanzaba a comprender lo que había pasado.

-¿Y cómo llegué aquí? - Preguntó - Lo último que recuerdo es a Watson atacándome.

-Maya y Allan fueron a las catacumbas. - Continuó explicando Sandra.- Ellos te encontraron inconsciente y te trajeron de regreso.

-En realidad fue Maya convertida en una monstruosa criatura la que te sacó de las catacumbas - Agregó Yasko.-

-¿Maya? - Preguntó Tony sorprendido - ¿Y ella dónde está ahora?

-Está en su habitación, descansando. - Explicó Yasko - El proceso de transformación la dejó exhausta. La doctora Russell dice que debe descansar para reponer fuerzas.

-Sí, estuvo casi una hora en esa forma y llegó al límite de sus fuerzas. -Agregó Sandra.-

-¿Pero se encuentra bien? - insistió Tony.

-Sí. Sólo necesita descansar.- Respondió Sandra.-

-Y tú también. - dijo Helena que acababa de entrar.

-¡Helena! - se alegró Tony.

-Bueno chicas, este jovencito necesita descansar y ustedes deben volver al trabajo.

Las dos mujeres saludaron a Tony y salieron del centro médico. Mientras tanto, Helena se dispuso a revisar a su paciente. Primero controló su pulso, la temperatura y por último la presión.

-¿Todo bien doctora? - Preguntó.

-¡Perfecto! - respondió con una sonrisa.

-¿Ya puedo irme?

Helena le lanzó una mirada sancionadora.

-De ninguna manera.

-¡Vamos Helena! Me siento bien.

-Ya veremos...

-Por favor Helena - insistió Tony - Quiero ver a Maya.

Helena sonrió. Debió adivinar que su paciente estaría impaciente por ver a Maya.

-Lo harás mañana. - Dijo - Ella necesita descansar ahora.

-Dime la verdad. ¿Cómo está ella? - De pronto su semblante se ensombreció. Una honda preocupación se apoderó de sus pensamientos. ¿Por qué no podía verla? ¿Y si le ocultaban algo? Helena advirtió su inquietud y quiso tranquilizarlo.

-Ella está bien, te lo aseguro. -Dijo tratando de sonar convincente - Debe descansar pues hizo un enorme esfuerzo.

-¿No me mientes?

-Para nada Tony. Créeme. - Helena sonrió. Iba a ir hasta su consultorio pero volvió sobre sus pasos, pues pensó que debía decirle algo más. Ella quería que Tony estuviera tranquilo, pero además creyó que debía hacer algo más por él.

-Tony... - Dijo ella.- Maya estaba muy preocupada por ti. No te imaginas cuánto.

Tony escuchaba atentamente. Helena continuó hablando.

-Ella te salvó la vida...

-Sí, lo sé. -Dijo Tony - Yasko me lo dijo.

-Arriesgó su vida por la tuya. ¿Sabes lo que significa eso verdad?

Tony sintió ganas de llorar. Las palabras de Helena le hacían tomar consciencia de lo que Maya había vivido en las últimas horas. Quiso decir algo, pero no sabía qué decir. Lo único que deseaba era ver a Maya y decirle que la amaba.

-Ella te ama, Tony. -Dijo Helena.

-Lo sé... - Dijo Tony y sus ojos se llenaron de lágrimas. Helena lo advirtió y le dio una palmada en el hombro.

-Yo también, la amo, Helena. -Dijo visiblemente emocionado.- Pero he sido un idiota con ella, ni te imaginas...

-Tal vez sí... - dijo Helena mientras caminaba hacia su consultorio - Pero estás a tiempo de arreglar eso.

Tony la vio desaparecer de la habitación mientras trataba de asimilar sus últimas palabras. Era evidente que Helena sabía más de lo que él creía. Se sintió más aliviado y al mismo tiempo muy ansioso; no podía esperar más para verla.

La tarde en la enfermería se hizo más corta de lo que Tony había esperado. Varias personas fueron a verlo y cuando quiso darse cuenta era la hora de la cena. A las 8 pm Helena entró junto a John, no le traían de comer, pero sí una muy buena noticia.

-Ya puedes irte. - Dijo Helena.

Medio hora después estaba solo en su habitación, escuchando música instrumental y cenando comida descongelada.

-¡Sandwich de vegetales, otra vez! - Protestó - A este ritmo me pondré verde.

Cenó su sándwich, se preparó una taza de café y se sentó en el sofá. La soledad de su habitación y la música de fondo hacían el clima propicio para pensar en Maya. Tony recordó el día de la nube, otra vez... Sintió que el pecho se colmaba de un ardor adolescente y prácticamente podía oler el perfume de ella, tocar la suavidad de sus cabellos, sentir su aliento, los latidos de su corazón atropellándose contra el suyo. El recuerdo de aquel beso lo volvía loco. Necesitaba verla. No podía pasar ni un minuto más alejado de Maya.

-¡No puedo! - dijo en voz alta y se levantó del sofá resuelto a desobedecer a Helena. Tenía que ver a Maya en ese instante o iba a enloquecer. Se colocó la bata sobre el torso desnudo sin siquiera atarla para no perder tiempo, tomó su portátil de la mesa de noche, fue hacia la puerta y cuando esta se abrió se detuvo abruptamente. Una presencia inesperada lo dejó paralizado. Allí estaba ella, con su bata de dormir puesta, el cabello suelto y los ojos más azules que nunca.


Maya había despertado en su habitación a las 11 pm aproximadamente. Encontró su cena en la mesita de noche junto con una nota de Helena que decía:

"Esto es para cuando despiertes. Mañana podrás ver a Tony, él ya está en su habitación y muere de ganas de verte" Helena.

El corazón de Maya se aceleró de emoción. ¡Tony estaba bien y además quería verla! Aquella noticia la llenaba de una inmensa alegría. De repente se sintió muy ansiosa. Tomó su sándwich pero algo en su estómago no le permitió darle ni una sola mordida. Prefirió prepararse un café y comer unas galletas. La noche avanzaba y Maya sentía que no podría volverse a dormir. El panorama no era muy alentador, pensó. Una noche de insomnio pensando en Tony podría ser muy perturbador. ¿Y si iba a verlo? La idea era demasiado tentadora. Miró el reloj y creyó que no era tan tarde después de todo. ¿Por qué debía esperar hasta la mañana siguiente? Definitivamente no lo haría así que tomó su bata y salió de su habitación.

A esa hora los corredores estaban desiertos. Caminó decidida a ver al hombre que amaba pero cuando estuvo frente a su puerta quedó paralizada. Ahora no estaba segura de estar haciendo lo correcto, pero cuando comenzaba a dudar, la puerta se abrió. Ahí estaba él. Llevaba su pijama, la bata sin anudar y su portátil en la mano. Se quedó viéndola sorprendido, tan sorprendido como ella lo estaba. Permanecieron mudos por algunos segundos sin saber qué decir o cómo reaccionar. Maya intentó balbucear algo, pero nada coherente salió de sus labios y Tony sólo pudo pronunciar su nombre.

-Maya...

-Hola - dijo ella, casi en un susurro.- Yo... Yo... Yo quería...

La explicación que intentaba dar Maya no fluía y a Tony se le deshizo el corazón. Intentó mantener el control pero aquellos segundos se le hicieron eternos. Ella estaba allí, visiblemente nerviosa, confundida, tanto como él lo estaba y no pudo hacer otra cosa que lo que hizo. Estiró su brazo y tomándola de la cintura la atrajo hacia él. Fue un movimiento rápido y suave al mismo tiempo. Maya no tuvo tiempo de reaccionar y se dejó atrapar. Ahora Tony la besaba suave y lentamente, sus brazos rodeándole la cintura y presionándola contra su cuerpo. Maya le correspondía con total entrega, deslizó sus brazos alrededor de su cuello haciendo que su cuerpo se apretara más al de él. Tony, sin dejar de besarla, la acomodó entre sus brazos y tirando de ella retrocedió hacia la habitación permitiendo que la puerta se cerrara. Maya oyó el seguro de la puerta a sus espaldas y deslizó sus labios hacia el cuello de Tony y ahí se quedó, muy quieta, acurrucada junto a su cuerpo, aspirando el perfume de su piel, sintiendo sus brazos fuertes sosteniéndola por la espalda y la respiración agitada susurrándole al oído. Por su parte, Tony se sentía sumergido en un trance. Aquel encuentro era el remedio contra toda la angustia que había estado sintiendo durante el día. Ella estaba allí, entre sus brazos, cálida y frágil. Y la sentía tan suya...

-Maya... Maya, lo siento- susurró Tony.

Ella, abrió sus ojos como si esto la ayudara a oír mejor sus palabras. No se movió, sólo oyó lo que él tenía para decirle.

-Hay veces que me comporto como un verdadero imbécil - continuó diciendo Tony - y lo de la enfermería fue una clara muestra de ello.

-¿Entonces me quieres?- Preguntó Maya con la voz sofocada por estar tan cerca de él.

Tony cerró los ojos y le acarició el cabello. Era la primera vez que sentía ganas de llorar mientras abrazaba a una mujer. Aquello era tan inusual como desconcertante para él.

-Más que eso Maya... - y entonces la apartó suavemente buscando su mirada. Ella también tenía lágrimas en los ojos - Yo te amo Maya - dijo y volvió a besarla, esta vez con una pasión incontenible, fue un beso diferente, encendido...

Maya sintió que todo su cuerpo se estremecía consumida por algún tipo de electricidad recorriéndola de pies a cabeza y no supo por qué, pero de repente temió perder el control y reaccionó apartándose bruscamente de Tony. Sin saber qué decir se quedó viéndolo a los ojos avergonzada. Tony sonrió e inclinándose hacia adelante apoyó su frente contra la de ella.

-¿Asustada?

Maya se mordió el labio inferior al sorprenderse descubierta. ¿Acaso él le había leído el pensamiento?

-No voy a hacer nada que tu no quieras, si eso es lo que te preocupa. - Dijo Tony adoptando un asombroso control emocional. Su voz sonó suave y confiable, y Maya volvió a sentirse segura.

-Realmente no sé lo quiero... - susurró sonrojándose como una adolescente.

-Bueno, supongo que cuando llegue el momento lo sabrás - dijo él - y yo también.

-¿Tony? - dijo Maya acariciándole las mejillas -.

-¿Sí? - dijo él sonriendo.-

-Yo también... Yo también te amo.

Oír aquello, para Tony, fue la confesión más esperada de toda su vida. Nuevamente sintió esa conmoción de hacía unos minutos atrás; mezcla de alegría y llanto. Sus ojos se humedecieron y Maya pensó que aquellas lágrimas lo hacían mucho más atractivo. Tony se acercó a ella y la besó otra vez, ya no con ese arrebato apasionado de unos minutos atrás sino con una dulzura que experimentaba por primera vez en toda su vida. Estaba enamorado, por primera vez y de una mujer única y especial.


Copyright (c) 2013. Reprinted with permission.
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