Back to main page
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Prisioneros de la Oscuridad

Authors: Pamela
Categories: Alternate Universe
Show Year: Y3
Rating: PG
Date: 2006
Helena and Alan are running the base while their respective spouses explore the dark side of the Moon. When an explosion occurs on the far side, what they find when they go to investigate is worse than their worst nightmare.

This story is in Spanish.Click here to read the English translation.
Average Rating: No reviews.

Cristal negro

I
La mazmorra os espera
a condenados, desesperados,
es que no escucháis
la voz de ergástula encendida,
esperando ver tu pena,
no imaginas su poder
de noche cristalina,
ni cristal negruzco,
jugarreta de palabras
aplazando o caducando
tu condena so pena.

II
Diademas poderosas, piedras preciosas
Venís por ellas para usurpar su imperio,
Lugar de oscuridad, acecha tu conciencia
Si no servís al bien, la ergástula encendida
Espera ver tu condena, oh so pena.
Sois obscuro de entraña lunar, mira bien,
Piensa con sapiencia,
Salifica o morís porque el cristal negro
Vive en ti.


La noche lunar se extendía como una calle desierta, arisca, baldía. Los cráteres se levantaban, cubriendo la superficie y sus cimas eran arrugas quebradizas. Un lugar muerto e inalienable para otras fronteras. Lo miras una y otra vez, tratando de cambiar tu percepción, pero es imposible ennoblecer la realidad, cuando tu estado anímico se cierne en la oscuridad y la tristeza te invade. La contemplación de un paraje yermo no te ayuda en absoluto.Lúgubre o quizá acogedor para otros,divirtiéndose en el Centro Recreativo a altas horas de la noche o rutinario para quien está solo. Cansado o rebosante en algarabía. Lo cierto, puedo decir, aduciendo al refrán: "Todo depende del cristal con que lo mires". Dar gracias a Dios porque pisas el suelo donde muchos no caminarán jamás o maldecir cientos de veces tu singular destino.

Miré el reloj, situado en la pantalla 03:30 de la madrugada. Frente a mí dormía mi hija.En los días siguientes cumpliría dos meses y su madre no estaría para celebrarlo. Ella acató la orden de nuestro Comandante.

Él necesitaba de sus más cercanos colaboradores para recorrer y recoger muestras del Lado oscuro de la Luna. Mientras, habíamos quedado al mando de la Base con Helena. Una de las razones factibles para no conciliar el sueño,pues en ese instante, sentía toda la responsabilidad sobre mis hombros, asegurándole que nuestros familiares, regresarían a salvo. Su alivio lo demostró en risas, saltos y globos reventados, entre jugarretas con los suyos y los hijos de Maya y Tony.

De manera irónica, habitábamos varios años en la Luna y los grupos de expedición residían con frecuencia otros planetas. No olvidábamos la primera prioridad de encontrar uno con características similares a la Tierra y vivir en él. Sin embargo, nuestro ser es insaciable a lo desconocido y misterioso. ¿Cómo vivir en la Luna? Sin descubrir su lado oscuro. No se puede morar un lugar, ignorando sus axiomas más arraigados. Cavilando sobre aquello, acomodé mi cabeza en la almohada; observando como la cama era grotescamente gigantesca sin ella. Al cabo de un lapso imperceptible, logré dormir.

Más tarde desperté de la peor manera. Un estruendo lejano, pero audible hasta en los rincones más vastos del espacio, estalló como largas llamaradas ondulantes y verduscas, depurándose sobre la Base, las dependencias fueron abrazadas por ensordecedores truenos, sobreviniendo una explosión tras otra. Me abalancé sobre mi hija, ante cualquier peligro, pero observé que el reflejo, venía de un lugar lejano: El lado oscuro de la Luna. Al mismo otro estrépito, más leve, apagado; subyugadoa la explosión oí. Un frío temblor, recorrió mi cabeza a la punta de mis pies. Electrificado ante la certeza de un disparo. Las únicas armas de defensa eran los laceres, pero aquello provenía de un revólver. Salí al pasillo, extenso y silencioso como nunca, parecía estar todo en calma, hasta que divisé a Helena. Venía en sentido contrario de donde estaba con una expresión de horror.

-Allan, corre al área de despegue. Ellos están en peligro...¡deben estar muertos! - articulaba de manera aglutinada e incoherente.

La tomé del brazo, tiritaba y seguía temblando, mientras hablaba. Ambos teníamos mojados los rostros de sudor y un temor del cual,aún no era conciente, se evidenció al ver las lágrimas de mi amiga y miedo se tornó realidad. Las ondas Lambdas de nuestros cerebros, afloraban denuevo, tan temibles como la primera vez.

El túnel detransporte nos esperaba en el área cinco. La misma donde nos encontrábamos. Su forma circular y zigzagueante le permitía viajar por las diferentes secciones de la Base. Ahora más extensa y amplia debido a las remodelaciones de la nueva tecnología espacial que lideraron los ingenieros alphanos. En ese intertanto, Helena se comunicó con Lazard y Sommers, guardias de seguridad. Cada uno estaba en su puesto, preparados para escuchar las órdenes y actuar sin trepidar. Sommers, llamó mi atención, sus ropas estaban sudorosas, sus manos parecían petrificadas a los bolsillos de su pantalón y el láser se ubicaba en el lado contrario de donde debía usarlo y su expresión reflejaba una tensión, aumentando las contracción de su quijada. Lazard, contrariamente se mostraba: serio, tranquilo y palmoteaba su arma, asegurándose que dispararía en el momento preciso. Anticipaba su actuar como el águila vigila su presa antes de atraparla. A diferencia de Sommers, nunca exteriorizaba sus tribulaciones y su gran semejanza era, dos hombres alucinados por defender la Base y cumplir con su deber. Hasta ese instante, creía en ello, pero los hechos de la vida, cambian como pompas de jabón y burbujas. Se revientan cuando los niños tienen la ilusión de que las suyas son las más duraderas y hermosas en lo más entretenido del juego.

Al llegar al área de despegue la jefe subrrogante de seguridad: Alibe Parsons nos sorprendió con sus conocimientos, explicándonos con exactitud, los nuevos vehículos terrestres.

-Antes de partir,quiero explicarles mi decisión. Nuestros transportes aéreos no serán utilizados. Cometieron un error al ir en ellos. Las cápsulas de tierra son más lentas, pero en estos casosson seguras. Diría que un 70% de probabilidades, supera a las águilas en un territorio como al que ustedes irán. La resistencia al electromagnetismo, predominante en esa zona, están equipadas con reflectores más potentes, esclaren hasta una boca de lobo, ruedas adaptadas a todo tipo de terrero, camuflaje instantáneo, debido a su color negro; además en el techo poseen un armado automático equipados con dos funciones: cierras cóncavas y afiladas para abrirse paso en las superficies más escabrosas que al mismo tiempo dejan una abertura entre las láminas de acero para disparar balas, calibre treinta y tres y medio con la potencia de una ametralladora en caso de ataque inminente.-

Mientras daba los mínimos detalles se paseaba alrededor del prototipo de transporte que dirigiríamos y manejaba a control remoto cada parte instalada con los fines a los que íbamos.

Casi al terminar su discurso, recordé el estallido de la bala, nítidamente. Ahora mi interrogante era respondida. Alguien poseía armas de fuego en la Base y las estaba utilizando.

-Parsons ¿Quién le dio a usted las balas para adaptarlas al auto terrestre?- formulé impaciente.

-Señor, los laceres necesitan reparaciones, mantenimiento, repuestos y reposiciones inmediatas. Eso está a cargo de criminalística. Ellos sólo entregan lo pedido, según mis indicaciones. Sigo las instrucciones de mi jefe: Tony Verdeschi. Él dejó órdenes expresas para que fuera obedecida. Usted, debe entender que los laceres son imanes en un campo magnético. Lo más probable es que ese sea el motivo de la explosión. No sabemos en que condiciones se encuentran, pero le aseguro que un láser, causó esta tragedia. Las armas de fuego en las circunstancias que vivimos, son un mal necesario. Lamento si no lo respeté como Comandante en jefe y a la doctora Russell como segunda al mando- respondió con humildad.

Helena, interrumpió molesta:

-Allan, estamos perdiendo tiempo, ¡allá todos pueden estar muertos! Te preocupas de algo ínfimo. ¿No entiendes que ella quiere asegurarse del éxito de esta misión? ¡Busca nuestra seguridad!

Guardé silencio en contra de mi voluntad. Las interrogantes me superaban para darme cuenta del trabajo de Alibe. Sólo pensaba en la desastrosa posibilidad de una muerte no reportada. El análisis de los hechos, dieron paso a muchas conjeturas: Las personas de más rango en el grupo de alphanos no se encontraban esa noche, alguien había planeado todo esto con antelación y sabía las consecuencias: el estallido y EL disparo en el momento preciso. Varios habitantes de Alpha podrían estar involucrados, incluso en el Lado oscuro de la Luna. Debíamos extremar precauciones con Helena y comunicarles a los demás, pero mis sospechas hacia Sommers me retenían. Confieso que mi pugna, terminaría por acabarme, sin antes aflorar mi instinto paternal hacia Helena. La vi como una niña desvalida, semejante a mi pequeña, desprovista de padre y madre, pensando en un loco suelto, disparando una Magnun 44. Algo siniestro nos rodea aquí y allá.

-Muy bien, Alibe es horas de subir a los vehículos lunares. Helena irá conmigo. Lazard y Sommers en el segundo, Yasko y el Doctor Bob Matías en el tercero. Esas son mis órdenes irrevocables. Parsons queda a cargo de la Base Lunar Alpha y siga mi consejo: ¡No confíe en nadie! - previne tajante.

Las mujeres me miraron con ojos desorbitados, amedrentadas por el ímpetu de mis palabras. Con voz amable las invité a subieran a la hermética caja despresurización, colocarse los trajes espaciales y llevar los cascos en caso de descender a la superficie. Les siguieron los guardias. Sommers, empezaba a sospechar de mis dudas con mi mirar inquisidor. Permanentemente lo seguía con la vista. Continué con Bob Matías, deslizándonos por la rampa flotante y automática, construida en la Base por la ingeniería de los primeros astronautas en los alunizajes que confirmaron la posibilidad de este magno proyecto espacial. De esta manera, aseguraban el descenso a las excavadoras y tractores, dirigidos virtualmente para analizar el terreno donde sería construida la Base y comenzaban a excavar el parte más apta que indicaba la computadora del centro instalado. A fines del siglo XX, la Base Lunar era una realidad, aunque muchas vidas se truncaron en su edificación.

Minutos más tarde, preparamos los controles para partir. Un breve intercambio a través de los commolock nos dio la señal para partir. Encendimos los motores, alineamos los transportes en los lugares indicados y el comienzo del viaje, pareció la partida de una carrera hacia la oscuridad. Alrededor de catorce horas, nos demoramos en llegar al principio de esta travesía. Instalados en un páramo eriazo, la opacidad de todo paisaje se reflejaba en esa extensión. Espectral, tétrica, casi mortuoria. Pernoctar en ese lugar requería de un valor sobrehumano. Empero la decisión de avanzar hasta lo que parecía un filón pétreo con una abertura irregular. Sin duda era la entrada a un escondrijo deshabitado y polvoriento. Di la instrucción de permanecer en los vehículos y descansar hasta que algo nos diera la señal para continuar. Estábamos exhaustos, debíamos relajarnos. Helena, trajo agua destilada, pan de cereales y frutas elaborados en hidroponía. Estos suministros nos durarían tres días, antes de ese tiempo el misterio del lado oscuro lunar, debía estar resuelto. Imaginándome estar en medio de una película de ciencia ficción o de terror, degustamos agradablemente los alimentos, como una colosal cena de fin de año. Ella fue muy amable al recoger los platos y me senté a reposar en la silla reclinable. Más tarde, comprobé mi participación de la manera más cruenta en una cinta terrorífica. Un golpe en el cráneo me tumbó a un costado del asiento. La inconciencia, fue casi inmediata. Lejanos y suplicantes, sentí los gritos de Helena, pero nada podía hacer, inmovilizado por completo.

- A ella, déjenla aquí. Los otros llévenlos al inframundo. ¡Escuchaste Urkanón!

- Sí, señor-

En extremo entumecimiento oí estas palabras y al recobrar mi cinco sentidos, me pareció ajustarme a un nuevo cuerpo, parecido al ruido de los engranajes cuando forman una nueva máquina. Todos mis huesos y músculos estaban agarrotados y un continuo dolor impedía mis movimientos, mis extremidades estaban sujetas a esposas, soportando convulsión en brazos y piernas. Permanecía encerrado en una celda de gruesos barrotes. La única luz provenía de antorchas afirmadas en grandes candelabros, el moho cubría todas las paredes, el techo resquebrajado por agujereas de extraños insectos, semejantes a escarabajos gigantescos. El estiércol rodeaba la celda y sentado sobre el, era repugnante. El olor emergía como una cloaca milenaria. No soporté el olor y colapsé, regurgitando como un buitre.

Bob Matías y Yasko, compartían una mazmorra en las mismas condiciones. Lazard y Sommers, daban la impresión de estar muertos, tendidos en una tercera celda. Tuve la certeza de que algún tipo de narcótico les administraron. Helena no se encontraba con nosotros y fue desvastador. Mucho tiempo había transcurrido desde que no lloraba tan desconsoladamente. Quizá la muerte de mi hermana fue la última tragedia de mi vida en que sentí tal devastación.

Tras largo rato, mucho después de recuperar la calma, Una puerta gigantesca se abrió. No pude distinguir la figuras al principio, pero las sombras se fueron aclarando y Sandra apareció ante mí. Entró a la celda y sólo quería abrazarla. Las ataduras lo impedían y ella pareció inflexible al ver mi emoción. Su tez pálida, su pecho y espalda descubiertos mostraban golpes y latigazos. La vi convertida en un manojo humano. De tanta pena, la furia, absorbió todo mi ser. La acompañaba un ente mitad mortal y mitad anfibio. Llevaba puesta una túnica negra, una armadura que cubría su torso y sostenía un azadón; de sus hombros sobresalían puntiagudas y filosas estructuras metálicas como púas y en sus extremidades las escamas se acentuaban, bíceps sobresalientes, rostro escarlata y agreste, tatuados por runas de algún ritual importante en su civilización o tal vez una distinción en una jerarquía galáctica.

-Déjale la comida, vámonos ya mujer. No sirves ni siquiera para dar de comer a un prisionero- vociferó.

-Déjenme ir con ustedes. Les aseguro que su jefe es mi amigo. Me reconocerá inmediatamente. Por favor les pido una oportunidad

Luego, asestó un golpe en su espalda que le quitó la respiración. Tiré con todas mis fuerzas mis amarras. Lo mataría cuando lograra liberarme. Ella, aprovechó ese momento para acercarse a mí, extendió el plato y dejó entrever una vieja hoja debajo de el.

-Señor, ellos también son criminales fugitivos. Deberían estar con nosotros-

-¿Cuál es tu delito?- preguntó el humanfidio, ignorando lo dicho por Sommers.

-Maté a veinte hombres como tú a sangre fría. Un hachazo era suficiente para acabar con sus miserables vidas- respondí con sarcasmo.

-La tierra se está deshaciendo de una manera muy eficaz de vástagos asesinos-

-La inyección letal, ni la cámara de gas fueron suficientes para exterminar a los psicópatas. Suéltame y verás que estaré a tus órdenes. Dirijo a los hombres y dos mujeres, culpados de diversos y atroces delitos. Seremos tus aliados- aseveré con convicción.

El hombre ruano iba a responderme, después de dar una bocanada al fétido aire para llenar sus branquias. Su voz aglutinada, emitiéndose como bajo el agua se interrumpió. De pie en un escalón descendiente de la puerta, Tony le habló.

-Urkanon, vuelve a los recintos submarinos. Seguiré la plática con el prisionero. Llévate a la esclava y vigila que prepare mi cena y lleva a ese hombre. Nos será útil.

-Traidor. Tú planificaste todo. Fracasarás - expié

Irreconocible, avanzó despacio por la marejadilla de huano, pasando a través de seis o siete celdas, antes de llegar a la mía. Sandra suspiró, aún permanecía arrodillada. El hombre la levantó bruscamente y él no hizo nada. Vapuleó varias veces a la criatura y comenzó a arrastrarse, seguido por mi mujer.

-Tony ¿Qué sucede? Soy yo Allan. Tu amigo- grité.

-Escucha terrícola. Esto es un recinto penal, no un parque de diversiones. Hay criminales de todos los planetas que puedas imaginar. Tengo el mando de esta lastre. Vencí al hermano de Urkanon. Ahora gobierno una pandilla de criminales intergalácticos y tú serás uno más. Si quieres liberarte tendrás que luchar conmigo y salvar a tu hermosa mujer- agregó impávido, sin reconocerme. Algo afectaba su raciocinio y estaba seguro que eran las ondas lambdas.

Al cabo de esto se dirigió a la salida y sólo pensé que ni siquiera en sueños o alucinaciones la situación podía ser peor. Continué destilando en desvaríos y desbarros, al tiempo que observaba la techumbre roída, desnivelada. De pronto una parte de ella se iluminó con extrañas ondulaciones verdes. Sus extensiones guerrilleaban por dominar el lado oscuro del cielo como brazos deformes desprendidos de un cuerpo desarmado. Confirmé mis especulaciones: el pavoroso dominio Lambda: mientras comía la frugal cena; recordé la nota que Sandra me había entregado y leí lo siguiente:

Allan, tengo poco tiempo para explicarte lo que está sucediendo. El lado oscuro de la Luna es un recinto penal. Al llegar aquí el extraño factor paranormal que afectó a Alpha hace algunos años, dejando a Carolyn Powell como dueña absoluta de la Base, debido al psiquismo maligno que la afectó. Por alguna razón, Tony fue más vulnerable y enloqueció, incluso torturó a Maya porque trató de impedir que nos hiciera más daño. De ella no sabemos nada, ni del comandante, tampoco. Aunque parezca inverosímil hasta intentó matarlos. Los llevó a una bóveda electromagnética. John sacó un arma, explotó el lugar, esparciendo el electromagnetismo y liberando una vasta energía Lambda que acrecentó los poderes de Tony, envolviéndolo lo que produjo la liberación de las ojivas biológicas donde se esconde el secreto de nuestro escape. Sólo me puedo imaginar que están a salvo.

La nota de Sandra era imprecisa, dejandome con más dudas que aclaraciones. Lo que demostraba la situación inexacta vivida. Debía hacer todo lo posible por salir de allí y rescatarlos. Pensando en la forma más efectiva de libertar. Observé como la trayectoria de energía se esparcía y se acercaba cada vez más. Una explicación viable a lo relatado por Sandra, tal vez podía comprender la escapatoria de Maya junto a John. Su estado de conmoción al verse atacada por Tony agudizó sus percepciones, quizá generó cambios físicos y sus poderes aumentaron, incluso adquiría potestad paranormal. El electromagnetismo recargó sus ondas deltas, pero surgía la interrogante de por qué no había dominado a Tony. La respuesta era el elemento Lambda cerebral. La mayor motivación criminal y la esencia de la vejación y vesania. Reconsideré que fuera un factor a nuestro favor. El caso de Carolyn y Koenig evidenciaron el riesgo de los fenómenos psíquicos, la pavura causada en Alpha, que dejó en estado vegetal a la técnica de mantenimiento y a Koenig con amnesia durante un tiempo, pero a la vez un conocimiento mayor de ellos.

Mi cerebro dio vueltas con aquellas imágenes en un espejismo dividido entre el letargo y la conciencia. Los sueños son reflejos de las preocupaciones. La mía se manifestó con siniestra luminosidad. Las ondulaciones se aproximaban como prolongaciones que inundaban mi cabeza, siendo una presa más de este fenómeno y enajenándome para siempre. Largos tentáculos, devoraban mi pensamiento y sólo me motivaba el destruir y matar, entes poderosos que se adhieren a ti como sanguijuelas. El tiempo de esa pesadilla fue una eternidad. Escapar o ser atrapado se convertía en un problema existencial. A mi lado sentí una voz disarmónica, intentando hablarme, sin embargo sólo oía gorjeos inconexos. Imposible precisar antes de escuchar con claridad lo que me había dicho anteriormente. Con la aspereza de sus palabras torné a la realidad.

-Llegó tu hora. La muerte te espera en el lado oscuro de la Luna- permaneció de pie y luego continuó con el mismo tono- El jefe te espera sígueme.

Ella vestía un traje de amazona. En su planeta debía ser una guerrera o sacerdotisa. El escudo que distinguí en su vestimenta era circular. En el medio una espada, atravesando una rosa y bajo ese símbolo una diosa del sol, rodeada con esferas verdes desde las cuales sobresalían ondulaciones del mismo color. La corona de la figura causó estupefacción al mirarla, pues sus puntas proyectaban ondas lambdas.

Al dar la vuelta por el corredor de cristal, del cual percibí difusos destellos cuando me trían a prisión me volvieron a encandilar. La seguí tal como ella indicaba el camino. Nos detuvimos frente a una sala de pórtico tenebroso. El áurea siniestra que envolvía el lugar presagiaban un mal destino y con seguridad la muerte. Al ingresar, escasamente pude ver una sombra sentada sobre una enorme silla, más bien igual a un trono egipcio o de un emperador francés. Su voz comenzó a escucharse ronca y autoritaria; de dinastía emblemática, poderosa. Su bramido confirmó lo que pensaba:

-Bienvenido, Allan. Te presento a esta mujer venusiana. Dominan la fuerza lambda, deteniendo sus ondas destructoras con el escudo que lleva en el vestido de cristal negro de formas triangulares. Te contaré que su planeta fue atacado por esta fuerza. La suma sacerdotisa reunió a varias mujeres que poseían poderes paranormales. En varias fases del espiritismo realizado colocaron la pirámide de cristal negro. Cuando finalizaban el último encuentro la enorme figura estalló en pedazos que se incrustaron en Vestala y las demás. Su reina suprema arrancó los cristales de las demás para ser más poderosa. Esta mujer se lo impidió y las otras la condenaron a prisión, pues obviamente la omnipotente sacerdotisa comenzó a conspirar contra ella. Para resguardarse de una muerte segura, antes de partir...digamos que tomó prestado una gran cantidad de ellos con ayuda de su hermana que continúa en las mazmorras. Vestala, también es una criminal, será mejor que te cuides de ella.-

Más me pareció perverso el tono de esa voz chirriante que aquella belleza, aún cuando estuviera envuelta en tinieblas. Irrefutablemente no despreciaría ese momento para observarla mejor. Sugerí que una chispa de luz iluminara la sala. No me acostumbraba a la oscuridad. Alguien obedeciendo la orden de Tony con sólo mover sus manos, salió desde una estridente puerta, atravesando la estancia con ruidosas pisadas, sin duda no eran femeninas. La sombra se acercó a un interruptor. Quedé abismado, John Koenig era un guiñapo viviente. Su postura resuelta, determinada y el carácter de hierro, típicos de su personalidad habían desaparecido. Su mirada extraviada, temerosa, perdida en un mundo interior se dirigía continuamente a Tony, todopoderoso de la noche abismante, poseyendo a los demás con sus poderes ilimitados. Ahora comprendía la carta de Sandra. Su poder albergaba las más macabras ideas. Irreconocible, hostil. Contrario al hombre amable, correcto y justo que era mi amigo. A través de sus gestos y ademanes, imperaban el odio y la maldad.

-Aquí las órdenes las doy yo- bafeó agresivamente- He determinado que el próximo en morir serás tú y me tendrás como contrincante. Te advierto que mi fuerza es incontrolable.

-No tengo miedo. Estás endemoniado por un mal que ni siquiera conoces y el bien siempre triunfa- profeticé enérgicamente.

-Esas sólo son palabras de alguien que tiene miedo a morir. Entre el bien y el mal, existe una brecha definida para los cobardes, sin enfrentarse a la realidad. Soy dueño y señor de los condenados.

Cuando pronunciaba todo aquello tuve la certeza de que no sólo el factor lambda lo desquiciaba, sino una posesión maligna, más allá de lo que podía entender. A pesar de todo, percibí una señal a mi favor, aunque corría el riesgo de perder muchas vidas. En ese punto experimenté los deseos de sobrevivir más fervientes y vehementes que jamás había sentido y abruptamente todo cambió para mi beneficio. Sommers disparó a la vespaciana, pero el disparo sólo rozó su hombro. Su contrición reflejaba un enorme dolor, luego el guardia obligó a Tony para que tirara el láser. El jefe de seguridad no titubeó un instante, abaleando contra él. Sommers continuaba con vida y en un accionar rápido alcanzó el arma, apretó el gatillo e hirió a su adversario en el brazo.

Tony, sujetándose el brazo que borboteaba sangre se acercó e irasciblemente lo golpeó. Fue cuando avizoré la única oportunidad de escapar, volteé hacia el otro lado y lancé un puntapié en su entrepierna. Al verlo arrodillado no vacilé en sotanear de la misma manera en la quijada. Aturdido e inconsciente como estaba, debíamos huir pronto. Miré a Vestala. Su rostro mostraba compasión y tristeza. Se aferró de mi brazo, diciéndome:

-Tenemos que llevarlo con nosotros. No podemos abandonarlo así-

-Nuestro tiempo es limitado. Koenig debe acompañarnos. Él es el Comandante de nuestra base. Pronto lo entenderás.-

Sin responderme, arrancó un cristal negro de su vestido, tomó un atizador que semejaba el pico de un animal, engarzó la piedra y la acercó al fuego. El cristal adquirió más poder con la llamarada de la antorcha. Luego, candente lo colocó sobre su frente. El hombre gritó, sacudiéndose enérgicamente. Despertaba de un horrible sueño.

Se incorporó, dándome un fuerte apretón en mi espalda.

-Amigo, nos han venido a rescatar. Es siniestro todo lo que aquí ha ocurrido- pronunció, mirando a Tony con desprecio.

-Es mejor para él. Mató a Maya. Maldito hombre. No merecía seguir viviendo. Desde que llegamos aquí la maldad lo poseyó. Salgamos de aquí- espetó con rabia.

-¡No! Llevémoslo con nosotros- suplicó, jadeante Vestala, apretando fuertemente su herida. Morir como un animal desangrado.

-¡Has perdido el juicio, mujer. Es un peligro. ¡Asesinó a su esposa!- barbulló, Koenig sin entender lo que sucedía con ella.

-Sólo confíen en mí. Les aseguro que no los defraudaré. Además soy muy útil para ustedes. Los prisioneros dominados por Tony me obedecerán. Soy su aliada y pensarán que me guío por sus órdenes.

-Antes quiero saber ¿por qué no utilizaste el para que Verdeschi recuperara la razón?- le dije afrentándola con severidad.

-A su tiempo lo sabrán. Urkanon, ya no hay peligro. Puedes venir- le dictaminó tras una puerta lateral de donde se encontraba John.

La criatura saltó desde un rincón. Sólo alcanzamos a divisar a un renacuajo convertido en hombre. Desconcertados nos miramos. La mutación molecular, también era parte del encanto de otras razas interplanetarias.

-Trae a Sandra. Estamos seguros- volvió a repetir.

Sandra se dirigió a mí. La apreté entre mis brazos como si nunca la hubiera tenido, oculté tanto tiempo mi amor por temor al rechazo que ahora lo exteriorizaba con vehemencia, recordando el beso con el cual sellamos vivir juntos para siempre...hasta que la muerte, algún día nos separara. Susurré muchas palabras en sus oídos, acaricié su rostro y cuerpo, dejándome llevar por la emoción y deseos contenidos hasta que John, voceando y gesticulando con ademanes desesperados, interrumpió ese momento tan hermoso con palabras terminantes.

-¡Me niego a llevarlo. Vestala y Urkanon pueden venir. No quiero tener en mi conciencia el haber salvado a un asesino- continuó gritando.

Vestala se arrodilló frente a nuestro comandante y siguió suplicando por la vida de Tony. Estaba enamorada de él. Aprecié en sus ojos el amor más sincero en un rostro lozano como el mirar de un ángel. Ante la insistente negativa de John, poco a poco aquel rostro se convirtió en una cara ajada y seca que pedía misericordia por siglos, quizás ningún ser humano ha presenciado tanta pasión por hombre alguno. Consideré que mi amigo debía entrar en razón.

-Considera lo que dice. Es verdad que los guardias la obedecerán. Está herido y avanzaremos más rápido con la ayuda de ella, luego rescataremos a la doctora...tú también estás enamorado y tengo esperanzas de encontrar a Maya. Será más fácil nuestro acceso a todas las dependencias de esta prisión. Cuando, Tony recobre el conocimiento estaremos lejos. Te pido confiar en ella, además posee la clave de nuestra supervivencia...los cristales- le expliqué calmadamente, aunando toda una retahíla de convicción.

-Está bien, correremos el riesgo...porque lo amas y sé que tan poderoso puede ser ese sentimiento ¿no es cierto?- preguntó.

-sí...pero-

-No digas nada, ya entendí- le respondió. Espero que no tengas la misma suerte de Maya

-Claro que no- afirmo con extrema seguridad. Aquellas palabras pronunciadas con tanta vehemencia me recordaron las emociones apasionadas de mi amiga Maya. Su proceder en estas circunstancias pero pareció muy similar a; pero si John la había visto muerta...¡imposible! Nuestra suerte, ahora dependía de una perfecta desconocida, aunque ya me estaba acostumbrando a su manera de ser y congeniarían bien con Tony. Él tenía una cualidad que honestamente envidiaba. La facilidad para conquistar a mujeres de otros mundos. Mi duda sarcástica ¿era del tercer planeta al igual que nosotros? Mientras elucubraba sobre la procedencia del jefe de seguridad, mi verdadero jefe comenzó a planificar con extremo cuidado el rescate de los alphanos.

Sorteando una gran cantidad de guardias interplanetarios, llegamos a una estructura metálica, el cual parecía ser el vestíbulo de las celdas subterráneas. Dos hombres apostados en cada esquina custodiaban la llegada o salida de cualquiera con recelo. Vestala, nos sugirió la idea de utilizar los poderes de Urkanon. La transformación de anfibio pegajoso a mujer fatal, era una escena que no me podía perder. Difícilmente ellos, podrían resistirse a los dotes femeninos de un reptil. Hasta le pareció una experiencia agradable en su vida. Koenig y Vestala convertidos en sus verdugos para consolidar la credibilidad de lo que fraguábamos. El plan consistía en acercarse a los hombres con Urkanon o Urkania. Si alguien me lo contara no lo creería, pero debía dar crédito a lo que estaba viendo. El comandante nos ordenó permanecer escondidos. Estaríamos alerta a la presencia de cualquier extraño para dar la alerta. El mutante fue arrastrado en una brillante escena y su papel lo desempañaba muy bien, oponiéndose con fuerza y vigor. Osadamente los otros lo vapuleaban con una realidad increíble. Hasta pensé que no fingían.

Intervendríamos cuando pisaran el segundo escalón y tuvieran bajo control a los centinelas. Forcejearon y llevaron a trastabillones a la victimaria Cleia. Así comenzó a llamarla Vestala, mientras ella seguía alegando su inocencia y sotaneando a sus carceleros.

-¡Mira que belleza hay delante de nosotros! - dijo uno de ellos.

-Algo tan espectacular poco se ve en estas mazmorras- respondió el otro relamiéndose los labios.

-Abran la compuerta. El jefe dispuso su ejecución, mañana muy temprano. Ustedes deben permanecer con ella para evitar que escape. Es Cleia, la mujer de manos en toda la galaxia. Sus dedos se deslizan como serpiente en medio del fango y atrapar a su presa - prosiguió Vestala, propagando a los cuatro vientos la falsa peligrosidad de Urkanon.

Los hombres obedecieron como mansos corderos, ayudándoles con Cleia. Ella en medio del forcejeo, pisó el segundo escalón y corrimos para derribar a los guardias, sin advertir que dos más esperaban al final de la escalera. Cuatro contra cuatro, se convertía en una pelea justa, aunque por astucia y sagacidad, teníamos todo a nuestro favor. Antes de ser astronauta practiqué lucha libre para costearme mis estudios y Koenig fue sometido a una exhausta preparación de pruebas psicológicas, defensa personal, reclutamiento de personas y liderazgo. Nuestros aliados eran las criaturas más veloces en el aire, su destreza muscular y fuerza quedó demostrada con desborde frente a los oponentes, reducidos en pocos minutos a una falcada de cuerpos inertes y extremidades enmarañadas que surgían al pasar entre ellos.

La mujer de Venus, bajó el resto de los peldaños y apretó varios números de color verde, letras rojas y otros signos que formaban una clave en el tablero que nos permitiría el ingreso. Sus falanges parecían las descritas por ella, cuando presentó a Cleia "en sociedad". Sin embargo el olor a oleoducto putrefacto me recordó los momentos desagradables en la celda. Instintivamente, detuve mi andar, paralizado por la siniestra vivencia. John, palmoteó mi espalda y descendí con él. Aquella ergástula vejatoria y asquerosa, causaba náuseas en todo ser viviente. Yasko y Mathias estaban convertidos en guiñapos, maltratados y atormentados por las torturas de los verdugos de Tony. Caras arañadas, ropas rasgadas, abdómenes fustigados por un largo látigo y torsos ensangrentados, merecían justicia en la luna del mal.

Mientras recorríamos el lugar, buscando algo que pudiera romper las cadenas de los calabozos, Urkanon las destrozó con fuerza herculiana, como si el acero fuera papel, tomando entre sus brazos a Yasko, inconciente por las mordeduras de ratas; entre tanto Koenig y yo, levantábamos a Bob, quien se encontraba más delicado. Difícilmente podíamos avanzar con él para su recuperación y los minutos sin duda eran vitales. Llamamos a Vestala con la intención de buscar un lugar apropiado para el descanso de la técnica y Mathias. Elevamos la voz hasta darnos cuenta que gritábamos. Decidí ir tras ella, mientras Koenig quedó apostado con el médico en un rincón. Petrificado le informé que la venusiana estaba desaparecida y sus huellas se extendían por un largo corredor y cuyo final no podía divisar desde donde me encontraba. Las pisadas eran leves y delicadas, señas danzantes, marcadas con un propósito singular. Evitaba que la siguiéramos.

-Allan, Mathias empeora ¿Dónde está Vestala? Este hombre se desangra. Carter, óyeme esto es de vida o muerte-

Desde luego el fragor de la aventura fue más tentadora e hice oídos sordos al vozarrón de mi jefe. Vestala, ocultaba algo y me empeñaba en develarlo, antes de sorprendernos sin noticias agradables. Tenía muchas interrogantes sin respuesta que acrecentaron con la presencia enigmática que ocultaba su verdadera identidad. En ella entrevía semejanzas inigualables a Maya. Si era cierto, necesitaba esconderse, mantenerse aislada por una hora y regresar como Vestala.

A regaza de mis pasos retrocedí y llamé a John. Entre el corredor y las celdas una corta distancia nos separaba. Menos de un metro.

-Escuché tu llamada, pero me darás la razón si mi presentimiento es cierto. Creo que Vestala es Maya.

-¡Yo mismo la vi morir! Él le arrojó una ojiva y explotó frente a ella.

-Piensa. Ustedes vinieron por muestras de elementos químicos, piedras o metales desconocidos. Ignoro lo que les dijiste cuando partieron. Supone, sólo supone que Maya encontró un elemento del cual no alcanzó a informarte: Los cristales negros, protegiéndola...¡Dios, claro, claro! Las pequeñas ojivas contenían esta maravilla y la hicieron inmune. Allí no existían armas biológicas, sino la protección contra el factor lambda. Considera una prisión galáctica. Alguna de estas extrañas especies puede matarte y poseer tu mente sólo con mirarte y adueñarse de ella, consiguiendo que imagines lo que quieren. Una ilusión óptica.

-Ahora tú estás poseído. Esa historia es inverosímil. Yasko y Mathias mueren. Porque no te dedicas a escritor- regañó otra vez con el tono acostumbrado.

Iba a responderle enfurecido, sopesando que no tenía ningún temor a su autoridad.

-John, John- interrumpió la melodiosa voz de Helena, dejándonos pasmados.

El pobre Mathias fue tirado sobre los desperdicios. Mi interlocutor se levantó eclipsado. No hay emoción más ferviente que el reencuentro con el ser amado. Sentí lo mismo. Las tinieblas desaparecen, dando paso a luz, esperanza para el desamparado. Como el viejo proverbio: Lo verdaderamente tuyo, siempre regresará a ti. La poción perfecta para revivir un corazón cansado que late vibrante en todo tu ser. Girando, girando como dos adolescentes de verano en un paraíso, hilaridad contagiosa, cayendo granjeas mágicas y llevándote a un mundo de fantasía.

-Mi amor, tardaste tanto- balbuceó, lagrimeando el hombre de dureza y determinación implacable.

-Aún no puedo creer... fue un mal sueño, una pesadilla interminable- exclamó agitada, jadeante. Corrí, corrí mucho cuando los crujidos de las cadenas, avisaron mi salvación. Luego la sombra de una mujer desapareció, dejándome en libertad.-

¿ A dónde se dirigió, Helena, a dónde?- Allan se volvió hacia ella y azorado la zamarreó- ¡ Necesito saberlo...contesta! No se percataba del daño que le hacía.

Helena, se impulsó, tratando de deshacerse del astronauta. Pronto, John reaccionó y asestó tres puñetazos en mi contra.

-¡Te has desquiciado como Verdeschi!- Con un gesto de desprecio me miró y rodeó con sus brazos a su esposa, acariciando su espalda y alejándola del peligro.

¡Allan, enloqueciste más que Tony! - intervino Sandra azorada.

-¡Si la tocas, volveré a golpearte, tantas veces como se me dé la gana-

-Tranquilos- intervino Sandra, mirando fijamente a todos ¿acaso la malignidad de lambda ha terminado con su cordura? Al manos Tony está recuperando la suya y no creo que les convenga en estas condiciones.

John y Urkanon lo arrastraron hacia una celda. Colocaron grilletes en sus manos y pies. Nuestro Jefe de seguridad farfulló palabras de desprecio. El humanfidio con ojos saltones y pupilas elípticas, volteó su vista en posición horizontal y dirigió una mirada con iridiscencias oscuras como si se asomara de las profundidades de una cloaca, su hábitat natural. Su iris se blanqueó, acuoso en la aparecía y desaparecían los ojos bajo una ojeada gelatinosa. Luego su escamosa y verde mano machacó la cabeza de Tony, asegurándose de su inconsciencia por un largo tiempo.

Logré incorporarme salpicado de excrementos adheridos en una paja negruzca. Sacudí mi uniforme alphano y noté que un hilillo de sangre, calentaba mis labios. De la parte inferior brotaba y podía lamerlo desde mi mentón. La macicez de mi mandíbula tambaleaba con el puñetazo de John y el dolor se hacía cada vez más punzante. Estaba quebrada. Mis ademanes y gesticulaciones al menos surtieron el efecto deseado. Helena, procedió a rasgar la manga del Comandante, inmovilizando la mandíbula con la venda improvisada y cubriendo desde la quijada hasta la parte superior de mi cabeza. De su maletín sacó un analgésico que procedió a moler para que lo pudiera tragar. Esperaba que en mi vida no volviera a ingerir algo tan amargo.

-¡No debiste hacerlo! Hay suficientes heridos para agregar un más por un capricho impulsivo. Allan sólo...El comandante indignado trató de interrumpirla. A su vez ella exclamó categórica.

-¡Cállate! Imagino por qué Allan actúo así, ¿quién me rescató, esa es tu interrogante? Si lo supiera se los diría enseguida, pero sólo distinguí una silueta femenina. De eso estoy segura. Tan pronto traté de alcanzarla se esfumó entre las penumbras de las celdas-.

Sandra, conjeturó sosteniendo con sus dedos mi mandíbula.

-En el pasillo que divisó Allan puede haber más prisioneros. Será mejor dividirnos para buscar a Vestala ¿No le parece Koenig?- resaltó con aspereza las últimas palabras.

- Me parece bien- murmuró la voz, imperceptiblemente.

-La sugerencia de Sandra no te convence- comentó Helena.

-Bien. Helena y Allan, continuarán por el pasillo, siguiendo a Vestala. Urkanon y yo llevaremos a Tony. Sandra cuidara de Yasko y Mathias Me encargaré de buscar las ojivas de cristal. Luego nos veremos en Alpha, quizá los cristales negros oculten más poderes y nos ayudaran a prolongar nuestra existencia en el universo, protegiéndonos de muchos peligros.

-Falta una pieza en este rompecabezas. Allan mencionó armas de fuego. Estoy segura de que alguien más está involucrado en esto y sabía...- mencionó la doctora.

John, pareció sobresaltado por la sentencia de Helena.

-Lazard, Helena el rechazó venir con nosotros. Acepté su negativa. ¡Eso es, maldición no lo pensé antes! Allan me comentó que en el túnel palmoteaba su láser...se aseguraba de la información estaría con él y esperaría su tiempo para actuar...Sommers ¿Qué ocurrió con él?-

-No lo sé, escapamos sin asegurarnos si vivía o no- aglutinó con extraña voz, Urkanon.

Nuestro jefe,comenzó a dar vueltas como un animal enjaulado. Seguramente asociaba lo que estaba ocurriendo. Tanto tiempo juntos, ya éramos capaces de imaginarnos lo que el otro pensaba. Cada postura y gesto indicaba la acción o decisión de los demás. Sin embargo, continuó monologando.

-Como guardias de seguridad, tenían acceso a todos los sistemas, documentaciones y archivos de Tony. Lazard se excusó, diciendo que reconstruía un chip electromagnético, mediante una fibra óptica y rodeado por gel hidrófobo la red telemática prosperó, extendiéndose a grandes distancias. Sin duda Lazard y Sommers sabían de este mecanismo y lo perfeccionaron, incluso me atrevo a pensar que fue con la venia de Tony. En ese tiempo sólo se utilizó en Internet, Wells y Roman lo introdujeron en ratas. Ignoro si lograron implantarlo en un ser humano. De ser así fue fácil rastrear a Tony. mediante un implante cerebral. -Luego nos miró, como si observara las ratas de laboratorio y un lamento que provenía de su corazón nos hizo temblar, imaginando lo peor.

Helena, intervino con nerviosismo. El mismo estado en que se encontraba cuando me comunicó la explosión de lado oscuro de la Luna.

-Numerosas empresas trabajaron en aumentar la velocidad y capacidad de la fibra óptica y cuyo componente eran múltiples...longitudes de ondas lambdas.

-Por lo menos algo hemos resuelto. La presencia de las ondas lambdas fueron atraídas por Tony. Miel para las abejas y aguijones para los habitantes de esta penitenciaría.

-¡¿Quién implantó el chip óptico en Tony?!- inquirió, Sandra horrorizada. Avanzó dirigiéndose a Helena. ¿Sólo a él, por qué?

-La ambición no tiene doble faz- concluyó John. Obviamente no actúan solos. Si Sommers, murió, Lazard cobrará de manera feroz su venganza.

-Ahora tengo cierta claridad con respecto a todo. Maya tenía los cristales antes de ser atacada. Estamos equivocados con respecto a lo fundamental. En efecto, la ojiva, estalló frente a ella, pero se encontraba protegida- indicó Helena

-¡mmmh!- balbuceó Allan, afirmando la hipótesis insinuada a John.

-Ellos no pensaron en eso. Maya se convirtió en otra persona porque sabía el peligro que corría- clarificó Helena.

-¡Sí la encuentran antes que nosotros la matarán!- prorrumpió, Sandra con angustia.- ¡Hasta incluso puede ser un animal. ¿verdad, Urkanon?

-No estoy enamorado del señor Verdeschi- sonrió, mientras escurría una baba amarillenta.

La hilaridad del momento fue contagiosa. Les agradó ver que el sentido del humor no era propio de los terrícolas. "Aquellos que ríen ahuyentan sus penas". Ese adagio humano servía para superar adversidades y catástrofes terrestres y ahora extraterrestres. Volví a hurgar, mentalmente en las páginas del libro, mientras los demás continuaban charlando. Recordé al autor con una frase de su epílogo: "De lo bueno puede venir lo malo y de lo malo lo bueno. El lector sabrá interpretarlas después de leer estas contradictorias y plausibles palabras"

-Teorías, sólo teorías. La verdad se sabrá cuando encontremos a Maya o Vestala...o quien quiera que sea.

Nos disipamos antes de esperar la orden de John. Helena, continuó sujetándome la quebradura y Urkanon me entregó una antorcha que despedía una escasa chispa de fuego. Echó paja, musgo y basura, inflamándola como una llamarada de los juegos olímpicos. Dio la vuelta, abrió y cerro sus ojos, sus pupilas latieron como si ese gesto fuera un suave guiño para desearnos suerte.

Con paso cansino y cauteloso, avanzamos a través de otras celdas. Sin duda la imagen de ese lugar representaba todas las cosas terroríficas e increíbles, alimentadas por la imaginación del hombre.

El inframundo existía allí. Muros marcados con sangre, enredaderas musgosas. De frente un camino recto, tapizado de bazofias con restos humanos, estar en el mítico lugar conocido como: "El laberinto del minotauro", sin poseer alas para escapar. Al centro párreles de cromo cubiertos de hiedras rojas, dando paso a numerosos túneles, atiborrados de metales corroídos, otrora de lo que fuera más celdas del infierno. Todavía nos hallábamos lejos del andén donde Tony, sostuvo la reyerta con Maya y John. Al parecer las mazmorras fueron ubicadas estratégicamente para alejarlas de las armas de fuego. En sus tiempos de gloria, aquello era un campo electromagnético y radioactividad. Mi compañero, debió permanecer mucho tiempo en una de ellas y de nada le sirvió la protección del cristal negro...el cristal negro que vive en ti. Entonces, agolpado por el poema de mi antología favorita, recordé como el escritor jugaba con la mente del lector, escribiendo hasta hacerte dudar de tus creencias: "El mal es el bien, el bien es mal". Ahora comprendía aquellos versos:

El mal es bien, aunque no es cumplido, atentos oídos, bien es el mal, cuídate a quien, confíes tu saber, razón malgastada en la sien buscando la verdad de hombres compungidos, sinrazón de otros, beldad de rosales, aparentando hermosura, clava tus manos, falsedad exterior, esconde su mundo interior, causa siniestra de quien cree saber protegidos con espinas, cizaña maligna, verter la maldad no seréis tú mismo el recipiente de tanta lubricidad.

Releí el libro cuando Isabella se fue de mi vida para siempre. Aquellas rosas del jardín, jamás volvieron a ser las mismas. Al estar allí, pude reparar en que el cristal negro es el cristal o diamante que todos deseamos encontrar, pero se presenta de muchas maneras en nuestra existencia.

De pronto se detuvo paralizada. La plataforma donde supuestamente se realizaría mi contienda se situaba en la única estructura que se podía observar desde el exterior. Antes, debíamos atravesar "El mar del desecho". Una concavidad estrecha y rocosa, saturada de desperdicios, excrementos, chatarra espacial y restos de naves destruidas. Avanzar dentro de ese líquido con un hedor indescriptible era como caminar con cementos en los pies, hundiéndonos a cada paso hasta llegar a una rampa que conducía a una cúpula. Parecía una ilusión llegar hasta allá, nuestra peregrinación era el verdadero calvario. Tal vez estas son las circunstancias extremas en que la fuerza interior brota con más energía y determinación, resistencia indescriptible, situándonos en el linde de lo instintivo y el pensamiento.

Al llegar a la rampa divisamos varias columnas, escasamente hundidas, mintiendo el lugar donde nos encontrábamos, inestable, disparejo. Si por alguna razón aquella agua turbia se movía, caeríamos al precipicio de la antigua prisión galáctica. Helena se apoyó en un pilón carcomido porque se sentía demasiado exhausta. Dirigía su mirada de un lado a otro y repentinamente, llamó mi atención:

-¡Allá está! Es igual a la sombra que me rescató-.

-La seguiré. Quédate aquí. Dobló hacia la derecha. Si es Maya se convertirá en un animal que pueda respirar en la atmósfera lunar.

En la inmensidad del subterráneo, divisé la salida. Abría su inmensidad a medida que avanzaba, como los agujeros negros, anunciando la muerte de una estrella, aunque haya miles de ellas. La salvación buscada no podía terminar así.

-Maya, regresa. Sabemos que eres tú. No sigas huyendo...Tony morirá-

La mujer se dio vuelta y desde la distancia gritó:

-Antes debo ajustar cuentas con alguien. No podré hacerlo si descubre quien soy. Te dije a su debido tiempo lo entenderás.

-¡Espera ¿De qué hablas? No sigas!

-¡Deséame suerte! - gritó, saltando al abismo negro.

-Vamos, Helena, corre- dije desarticuladamente. Cada vez el dolor era más intenso, cada palabra una guillotinaza en mi cara.

Sin pensar, tomé la mano de mi amiga. La apreté con fuerza y corrimos hacia el agujero, lanzándonos al vacío. La caída picoteó la adrenalina, los nervios al filo del cuchillo, tus momentos recordados en segundos, escena tras escena de lo ocurrido, la sensación de volar hacia lo desconocido y desplomarse en medio de luces encandilantes, formando figuras de colores a nuestro alrededor. Con cautela, giré mi cuello para ver si Helena se encontraba bien. Estaba boca abajo, conciente y tratando de incorporarse, desde un inmensa cubierta acolchada que impidió la muerte segura. Al ver donde nos encontrábamos, hubiera preferido seguir aturdido. A punta de cañón, criaturas enormes de expresión fastidiosa, sacudiendo sus cabezas vigorosamente como un dialecto, un código, un idioma, una manera de comunicarse. Nos habíamos convertido en individuos de estudio extraterrestre, aunque su lenguaje natural pronto cambió. Ahora murmuraban despacio, lento, calmado con tonos indulgentes. Deduje una especie de compasión por el cese frenético de sus cabezas. Sus caras cambiaban de forma rápidamente. Aparecían como niños irradiando alegría y condescendencia, a pesar de las grotescas facciones por la falta de cejas y pestañas, hasta los cíclopes embellecían ese instante. -Apártense de allí. La pelea comenzará- emergió una voz autoritaria, separando a las criaturas de inmediato y golpeando una soba con ruidos rítmicos, sin embargo ellos escuchaban una comparsa tan torturante como tratar de dormir con una gotera en tu dormitorio. Era una pléyade, proveniente de Proción. Y otra vez volé por los aires al lado de Helena, en brazos de Grises y pléyades. Los primeros, provienen del sistema estelar, cerca de Orión, llamado Bellatrax. Su piel era grisácea, cabezas grandes, sin pestañas ni cejas, ojos negros, boca pequeña sin labios, casi no tenían nariz. La mayoría delgados, sus brazos y dedos muy largos y pléyades, mujeres de piel blanca, ojos claros, cabello rubio, largo, poseían una contextura atlética y todas ellas medían entre 1,70 y 2 m. Las pléyades provenían de Sirio, de Proción, de Géminis, de Alfa Centauro, de Arturo, de Vega.

La amplitud e inmensidad del sitio me permitía ver la multitud de prisioneros, situados La amplitud e inmensidad del sitio me permitía ver centenares de hombres y mujeres de distintas razas galácticas que repletaban el coliseo espacial. Con ligeros movimientos de cabeza nos indicaron nuestros lugares preferenciales, ubicados en primera fila al lado de las máximas autoridades. Presenciaríamos la pelea del siglo entre Vestala y una joven de complexión robusta, hombros y brazos abultados, ancha de espaldas, medía al menos 1,90. Los adeptos que me rodeaban comentaron que su procedencia era la prisión de Alfa Centauro, dudando que fuera la persona mencionada por Maya, pero todo coincidía y nadie más enfilaba para convertirse en contrincante.

Una disputa encarnizada, comenzó. El crujido de los golpes de espada, sonaban como cuernos de alces en celo, rechinando como abrir un agujero en el hierro desprendiéndose chispas saltantes de fuego. El choque de sables se mantenía por varios segundos, sosteniéndolos con vigor y porfía. Las dos contendientes estaban en la misma posición de fuerza y habilidad. Nuestra aliada provenía de una estirpe guerrera, girando ágilmente en el aire con tres vueltas mortales. La daga la envolvía, rozando su cuerpo como pluma pasajera que danza en suave viento. La otra mujer, demostraba la misma pericia. Una Pléyade, proveniente de la primera linaje amazónico y en la enorme galaxia, celeste. Entrenada en destrezas superiores de lo demostrado por los humanos. Dos cerbatanas arremolinadas en medio de un tifón, con la bravura de la lluvia y ventarrón que arrecia en la tormenta, un instinto animalesco y poderes germinados en el duelo mental que era el más despiadado de todos: El poder de la psiquis humana. Dependemos de ella más de lo pensado para gobernar con sabiduría o torpeza, artificios o astucia, templanza o iracunda rabia. Allí reinaba la sagacidad mental, más que la física. La miradas pétreas entrecruzadas, junto a sus cuerpos, permitió a Vestala, voltear la daga entre sus dedos sin ningún rasguño y con la maestría de una acróbata siguió torneando el aire. El público estalló en algarabía, conmoción y excitación. Llegábamos al fin de un reto a muerte. Un grito, afilado de dolor terminó con la vida de una luchadora. Al principio no pude distinguir nada. La estupefacción generada por el mejor combate visto, produjo un festín, saltaron de sus asientos y rodearon a las luchadoras. A empellones me abrí paso entre la multitud, empujé a una mujer y ella me arañó, pero aquello no importaba a las ver a los dos mujeres tendidas en el suelo: Maya y Carolyn Powell.

-Es la hermana gemela de Carolyn- susurró tras de mí, John. Llegó aquí hace varios años. Cuando Alpha fue invadida por el poder Lambda, ella escapó de la Base.

-¿Estás diciendo que vivía en Alpha, ¡pero, como...!?- inquirí asombrado.

-Está comprobado que los gemelos presienten cuando el otro está en peligro y ella decidió ocultarse aquí. Huía de la fuerza que se apoderaba de su hermana y de ella- respondió Helena.

-Sommers y Lazard lo averiguaron, vinieron por ella, rastreando a Tony. Carolyn no podía decirles nada, pero la sangre reveló sus secretos. Robaron la muestras de ADN de Bob Mathias y confirmaron lo que sospechaban. Se aseguraron que viniera con nosotros e identificara a Louise Powell- continuó John.

-No pudo y lo torturaron. Louise se había unido a una secta de mujeres venusianas que dominan la fuerza lambda. Para Maya era la única manera de estar cerca de Tony. Powell era la suma sacerdotisa y debía eliminarla con Lazard y Sommers sin que ellos se dieran cuenta de quien era.

-Mira hacia arriba, nuestros guardias alphanos están muertos. El GPS fue apretado con rapidez. Urkanon se encargó del resto.

Helena, se acercó a Maya, sonriéndole. Ya todo terminó. Es hora de regresar a casa. Tony está bien. Extraeremos el implante cuando lleguemos.

-¡¿Y el disparo que oí?!- gritó, Allan paranoico.

-Esa es otra historia. Alcancemos a los demás antes de que este tumulto se embravezca más. Ya no somos prisioneros de la oscuridad lunar.

John y Helena, entrecruzaron sus manos, afirmando y reconfortando a Maya como el viaje desde Psicon a Alpha.

-Saca tus caretas y sé tú mismo. Si tu alma es buena, seguirá siéndolo en el reino de la penumbra. Paradójicamente los versos del poeta napolitano, reflejaban la realidad. Seguí tras ellos. Pronto estaríamos en el Hogar, dulce Hogar Lunar.


Copyright (c) 2006. Reprinted with permission.
Reviews
Space:1999 is (c) 1976 by Carlton International Media.
All stories are the property of their respective authors.

Database last modified in 2018.

If this page does not display correctly, switch to the Plain Text layout